MALAGRADECIDO
(Novela
de Juandemaro Querales)
CAPITULO
I
Cuando en las madrugadas repica el
celular comienza mi viaje por las zonas
abisales de mi memoria.
Flor de Lis, Flor
del Trabajo. Heterónimos que te asigné en este ejercicio de narración. El cual
llevo veinte años intentando darle forma
a una novela. Novela río. Relato polifónico que busca reunir espacios
que la memoria ha fijado y se niega a desecharlos en el sótano de los
recuerdos. Mujer totémica que llegaste a mi lado en una coyuntura excelente.
Viaje largo, lleno de experiencias y marcas existenciales con compañeras de
viaje. En la aparente realidad de seres y personajes del cual se compone el
universo cerrado, por tratarse de sociedades marcadas por el atraso y el rezago
del espectro social, económico y político.
Corola cuya flor polemiza
las plantas, donde las abejas extraen su alimento principal para elaborar la
miel.
Flor que ilumina
mis días en momentos cataclismàticos.
Mujer auroral que rompiste todas las amarras, atándote a los fuertes vientos
que pusieron en jaque a la falsa suavidad.
Flor de Lis. Tesoro de arcabucero y señores de sables y banderolas.
Articuladores bandos que juran lealtades a un Monarca lejano y al Papa,
representante de Dios en la tierra. Heredera de una gran tradición femenina, en
mis capas abisales de una mente proteica con el poder de la ubicuidad.
Fidelina, Hilda, Jeronimita, mi abuela Benita. Modelo de vírgenes y santos que
decoran las iglesias de mi pequeña urbe.
Flor de los siglos.
No de un día. Como las flores de los pantanos del gran Dario.Evocaciòn
enfermiza en noches prolongadas y ya lejanas. Tan solo un grillo de fondo
musical. Me sale compararte con aquella doncella intocada, habitante de la
vieja casa con poyo y celosía, en el Barrio Nuevo de comienzos del siglo XX.
Parte fundamental de mi ciudad, habitada por campesinos, carpinteros, herreros,
talabarteros, pequeño enjambre que apunta a un futuro desarrollo. Días en que
no te aguantabas hermosa judía de súbitos excesos hormonales. Rompiendo con la
palabra dada al futuro Cirujano de la avioneta. Tan recordado en mi aldea,
porque los vuelos alrededor de los tejados, eran un aviso, una invitación a
llevar a los que urgía operar de hernia, amígdalas y vesícula, en una sociedad pre-industrial,
bucólica. Flor de todos los días. Perfume que responde a mis sentidos puestos
en las viejas casas del Barrio Nuevo, aledaño a la ruina del Arco de La
Pastora. Jardín que cultivo y cuido en las largas conversaciones de media
noche, cuando todo el mundo duerme, temiéndole al canto de la Lechuza y el
vuelo de los pájaros negros.
Mayo de 2017
Continuación
Las tardes: a veces
soleadas y otras con espesas nubes que amenazan con lluvias intermitentes.
Avanzo lentamente desde mi vieja casa, la de los pájaros y las ceibas blancas,
hacia la Loyola. Desde que me enamoré
perdidamente, ese es mi universo cerrado y vertical, encaramado en mi
destartalada bicicleta, donde me mantengo pedaleando por toda la ciudad. Con
Raphael David a cuestas, sigo un curso trazado con anterioridad: Mime, la
Escuela, salida a las 5 pm. Guardería de Órelis en la Loyola, hasta las 5.30 a 8:30.
De regreso a la casa paramos en la charcutería del gordo. Para cerrar la rutina
con el niño durmiendo al no mas llegar Leo la Biblia: Romanos y Carta a los
Corintios de Pablo. La travesía a veces se torna tortuosa por la resistencia
del niño. Últimamente le han aflorado unos ataques de celos. En el pasado
reciente se negaba a ir a clases de tareas dirigidas y hubo que suspender las
sesiones en la guardería. Siempre en la destartalada bicicleta hago el
recorrido diario, ya casi la pobre y mis piernas no me responden. Cosas de la
edad. Pero ahí vamos. Mi viaje a Ítaca. El Mediterráneo de todos los días.
Donde andará mi bruja Calipso que convierte a los compañeros de Ulises en
puercos. Mi mas interior consiste en ir del Grupo escolar, pasar por la esquina
de don Jesús Meléndez a hablar de libros y literatura, también sobre la
situación del país, lo peligroso del momento y de ahí me voy a la casa a leer y
escribir, Rutina que repito incansablemente hasta que todo acabe en cansancio o
anomia.
Si las tesis del
niño de separarme de mi novia, triunfan mis sueños se van traste. Terminare
finalmente como el hermano brujo. Abandonado y reducido a una habitación de dos
metros cuadrados rodeado de corotos viejos y rumiando y profiriendo groserías
contra gente que no tienen nada que ver con su estado Estoy asido al amor de mi
Flor de Lis que el destino decida que hacer con nosotros: mi mundo en
bicicleta. Verdadera fenomenología del espíritu, donde he encauzado mi vida, en
una realidad angosta y asfixiante, donde seleccione profundizar y completar mi
proyecto de vida que engloba lo literario y
existencial..
MALAGRADECIDO
(Fragmento de novela)
Si recrear el
pasado a través de la memoria traidora,
ya que deforma lo vivido o mejor acomoda el tiempo cronológico a una situación
que no comprometa la imaginación dictadora. A veces se teme más a las palabras que a la imaginación.
Recrear mi
genealogía por la rama femenina, ha sido un entrenamiento que me ha permitido llenar páginas y más
páginas. En poesía y en prosa, hay textos memorables donde la soledad y la
frustración de grandes figuras tutelares de la etnia, cuidan mi acelerada
existencia. Siempre desde el Angulo que no se corrompa el instante epocal.
Por que no mejor
recrear el viaje de Jeronimita a la zona petrolera, la desaparición de su
familia mediante los cantos de sirena de artistas de circo y tahúres, que
enterraron en el lago y en la jungla de la manigua: al cojo Victoriano Mendoza
y a mi tío Juan Agustín Querales, podrido por la sífilis en una montaña próxima
a Río Paují.
También los
parientes muertos de existencia efímera, por no haber realizado sus utopías,
para lo cual nacieron. El niño adivino que se lo tragó una culebra de agua a la
orilla del río. O el guerrillero mítico a quien le atribuían liderazgo para
hacer posible una sociedad donde imperaría la dictadura del proletariado.
Duendes y espantos
han poblado mi estrecho universo, compuesto de palabras, más allá del disloca
miento de los sentidos.
Todo este
imaginario se mantiene en el tintero y en la esquizofrenia de un escritor que
lucha con las palabras y la página en blanco, que rumia su frustración, ya que
no alcanza la anhelada narración larga, de manera de ser incluido en la
tradición literaria venezolana.
LOS PASOS DE LA HISTORIA
Desde el año 1989
del siglo pasado, hemos vivido en una crisis permanente: el sacudón o caracazo,
marcó un antes y un después de la historia reciente en nuestro país. Para algunos
teóricos de las Ciencias Sociales, el “Chavismo” no es mas que el último
gobierno Social-demócrata de la región. De actuación populista, apoyado en las
fuerzas que antes sostenían el bipartidismo puntofijista de AD y COPEI.
En los días del Sacudón
(febrero y marzo) fui testigo de los saqueos de la Avenida Sucre en Catia. Como
la mayoría de los venezolanos, no comprendía la magnitud del conflicto que se
avecinaba. La reacción de la población en algunas poblaciones, escudo que
comprende desde el Puerto de la Guaira hasta Puerto Cabello inclusive, allí se
concentra gran parte de la población de la región Central. En este hervidero
humano las contradicciones fueron mayores, y bajaron los cerros, atentando
contra comercios y dueños de pequeños negocios. Por lo que la participación de
la fuerza publica fue exagerada, provocando cantidad de muertos y
desaparecidos.
Estos hechos
provocados por la aplicación de una receta aplicada por el FMI, configuran un
cuadro alarmante, donde el antiguo tejido social, fue sustituido de un tirón,
es la presencia del fin del modelo agotado del puntofijismo, que no da para
mas. Unas elites que habían sido tomadas por sorpresa, responden con violencia
a la perdida ostensible de privilegios. Al inicio reaccionaron de manera tímida,
para después lanzar al Ejército y reconquistar los espacios donde el Estado
había sido desalojado y sustituido por mafias y pandillas.
La creación de una
logia militar a fin de aglutinar a los oficiales y clases descontentos con las políticas de Carlos Andrés Pérez.
Conocida con sus siglas COMACATE fue el detonante que conllevó a la
planificación de los golpes de estado de año 1992- Transformado el MVR-200 en
una referencia política después de los golpes fallidos del 92, y su táctica de
abandonar la línea abstencionista, galvanizaran el voto anti político para
triunfar con marcada ventaja frente al candidato de las fuerzas tradicionales:
Henrique Salas Romer.La llegada de Chávez Fría y su movimiento bolivariano ha
servido para implantar un Sistema Político militarista autoritario, que se
puede interpretar como una burla a lo que reza la Constitución de 1999. Modelo
tiránico que ya va para 20 años.
El quiebre del
modelo militarista autoritario se evidencia ahora con el aumento de la
conflictivilidad, una inflación de cinco dígitos de 700 por ciento. Un pueblo
con hambre y sin medicinas, economía raquítica que no da señales de
recuperación alguna. Crisis política que ha entrabado el juego, donde las masas
populares impulsadas por un gran escepticismo han ganado la calle, exigiendo
elecciones limpias, que puedan impedir la socorrida explosión social,
evitándose un baño de sangre.
De resultar
triunfantes las nuevas fuerzas nacidas al calor de las luchas contra la
dictadura chavista, los actores emergentes tendrán dentro de los retos a
vencer, crear un nuevo consenso alrededor de políticas cardinales, como poner a
funcionar el Aparato Productivo, restituyendo el nuevo Estado burgués,
devolviendo la autonomía a los poderes, dinamizando la anterior vida partidaria
o de Partidos Políticos, para de ese modo acabar definitivamente el régimen de
satrapía copia de las antiguas tiranías prosovieticas en la llamada cortina de
hierro del periodo de guerra fría.
Cada vez que se
asoman al portón, es como si se vieran, en un espejo cóncavo. Los tiempos y los
personajes se suceden en caravana como en un tiovivo.
El “pajarito”
mantenía un negocio de lo más surtido. Allí se vendían desde urnas hasta
bisagras. De todo se conseguía en esa suerte de bazar árabe. Además de aquí vivía
su propia familia. La funeraria y la ferretería habían crecido en la medida en
esa parte de la ciudad se llenaba de tiendas y peatones que deambulaban durante
el día sin rumbo fijo. A las cinco de la tarde las personas abandonaban las calles.
Se ocultaban temprano. Los habitantes del pequeño pueblo no se arriesgaban a
que los atracaran o mataran o en el peor de los casos el que lo dejara tullido
El centro de la
ciudad se asemejaba a un cementerio durante las tardecitas. El negocio “Ferretería
y Funeraria La Auxiliadora” había conocido tiempos mejores. Las urnas las
fabricaban por aquí cerca, ahí mismito. Vicente “el conejo” un viejo carpintero
no se cansaba a pesar de su edad matusalenica, de serruchar las maderas, clavar,
engomar y demás yerbas luisas, para finalmente aforrarla de terciopelo negro y
ponerla en exhibición.
El “pajarito” había
enterrado a media ciudad. En el panteón de su propiedad descansan desde hace
años, los restos de mi abuela Benita. Mi Papá se resistí a a creer que los
huesos eran de la abuela. El como si nada seguía visitando la antigua tumba.
Juraba que se mamá se había desdoblado.
Para Magaly y su
hermana Gladys el mundo consiste en mirar desde esa atalaya a los transeúntes
con curiosidad. Ellas intuyen que en un buen día tumben la casa, con los restos
de la ferretería y el coche fúnebre a fin de dar paso a la ampliación de la
calle Bolívar. Mientras tanto siguen solas, recreando los grandes momentos de
la estirpe, como cuando trajeron los restos calcinados de Maracaibo. Carlos Alberto Santeliz, el
novato más destacado ese año durante su
paso por un equipo de USA en categoría triple A.
Carora, 1 de junio
de 2007
MALAGRADECIDO (Fragmento)
Que por qué ese
señor sigue allí a los pies del Libertador- He dado ordenes de echarlo del Panteón
Nacional- Don Simón esta rodeado de sus enemigos. Esto huele a una conspiración
de Santander y Páez- El nuevo Comandante en jefe, la había emprendido contra la
primera lanza del mundo. No había acto y
discursos en el patio de las Academias militares, donde este ser, no se dedicará
a despotricar de uno de los padres de la patria. Después de Bolívar es el que más
hizo por la libertad por la libertad de nuestra patria. Vencedor del Mariscal
de Campo, Generalísimo de los Ejércitos de la Reina de España en América: don
Pablo Morillo. El mismo que le dirigió una carta a la Reina española,
diciéndole que le gustaría llevarle un Escuadrón de lanceros llaneros, para que
tuviera el mundo a sus pies. Pero el líder que padeció una incontinencia
verbal. Se le ocurre llamarlo traidor, peculado, dando ordenes a sus ayudantes,
de sacar las cenizas del grande Centauro y lanzarlas al Guaire.
“Qué bolas las de ese
tipo. Todo ese escándalo para hacer la misa negra con los restos de don Simón Bolívar.
Por indicación de los grandes Babalaos del Oriente cubano, le recomendaron a
Hugo Chávez, que la exposición ia unos restos de una celebridad de la Historia
Universal, pudiese llenar de vida al negro Hugo y curarle el Sarcoma numero 17.
Este señor cree que yo soy cualquiera. Recibido con honores de jefe de Estado
por Presidentes, Reyes y Reinas y dignatarios. Soy el único Centauro que el
hombre ha conocido. Ni Homero autor del famoso poema La Ilíada. Barbarita
Nieves ven a despertarme de este letargo en que estoy sumido. Un individuo que se dice
ser heredero de nuestras glorias, quiere reescribir la historia para señalar a
Santander, a mi, a Flores, A Santa Cruz, como culpables del fracaso de la
unidad continental. Mi espada hizo más para conservar la unidad del territorio,
que los déspotas que me sucedieron en esa guerritas de roba gallinas y
violadores de campesinas famélicas. El colmo del absurdo de este señor es que para el la Historia de Venezuela,
no es más nada que el periodo que va de 1810 a 1830.
Que
demuestre que yo fui peculador, corrupto. Que emplee el poder para enriquecerme
– Mis exilios y mis desempeños como vendedor de semillas de pasto y concertista
de violoncelo y Barítono como cantante de Arias; actividades que hacia
para poder comer. Si hubiese sacado los dineros públicos al exilio, no hubiera
pasado tantas privaciones. Algo que le llamo la atención a Sarmiento y estando en la Presidencia del Congreso
Argentino, decreta una pensión de
General de la gran nación del sur, para paliar mi situación de miseria, durante
mi estadía en la nación del plata.
Junio de 2017-
Solo la vi un
momento. De frente. Casi detuve la bicicleta. En mi recorrido que hago todas
las tardes hacia la Loyola. De Rosita no supe mas nada. Sabía de oídas que se
había casado con un trabajador del campo. Yo, me fui a Mérida a estudiar
Literatura. Ya que era mi autentica vocación. A los muchos años me dijeron que
había enfermado, que no tuvo hijos. Se había separado del marido. Por razones
de un viejo litigio familiar en torno a una herencia. La casa grande donde solía
acompañarla por las noches, después que salía
del Instituto de Comercio de Carora. Le fue quitada una parte. Solo un cuarto
con salida a la calle era tan solo su morada. Esa mujer cadavérica salía
casualmente de allí ese laberinto de Creta. Mi impresión fue tal, que desde ese
día no puedo conciliar ambas vertientes. Como la memoria puede aceptar la
descomposición y el paso del tiempo, que para unos es anomia y entropía
acelerada: y otros sencillamente retardan la vejez tanto física como
intelectual.
Mientras Rosita es
una anciana llena de achaques y artritis, yo voy en mi bicicleta destartalada a
visitar a mi novia, habiendo transcurrido cuarenta años.
Memoria cruel y
traidora que de solo evocar situaciones y personajes, empalidece uno de miedo.
Que traicionera es la memoria. Todos mis amores y vida en común con muchas de esas mujeres, quedaron en el
foso profundo de una falsa historia, que no le interesa a nadie. Que nadie
quiere oír y menos leer.
Rosita en sus años
jóvenes era delicada y de modales finos, de una juventud plena. Pero nunca
imagine compartir mi vida con ella. Quería ver que había en mi futuro, en la
vieja Universidad de Mérida. Qué cosas le depararía el destino a un joven con
el sarampión comunista. Que veía a la mujer como un objeto del deseo, prenda
privilegiada por la mercancía capitalista. Era un misógino que no conseguía
novia con ese catecismo materialista entre ceja y ceja.
Su rostro agrietado
y cargado de arrugas, me obligó a pensar en la hermana de la señorita Aura, y
ella misma sin ir tan lejos, directora del Kindergarten María Goreti. Maestra
sin amores, sin hombres que la cortejaran. La hermana había decidido guardar
fidelidad al novio, muerto en un accidente de transito, cuando se dirigía a su
boda. Ella murió amortajada de velo y corona en urnita blanca. Pero a mi tía
Hermelinda una novia celosa le dio a comer una torta con sangre contaminada por el virus del karare, acto
seguido padeció unas intensas fiebres, se desmancho y le arruinaron la vida,
siendo la muchacha mas bella de Radio Barquisimeto en los años cuarenta. Y mi mamá
no le guardó fidelidad al cirujano de la avioneta. Y Juan Páez Ávila, le
impacto la entrega de una madama a Rafelito Gómez, inmortalizándolo con un
busto de mármol blanco, copia del memorial de Lincoln
.
Rosita, tu no eres
la dama parecida la Katrina de Posada, solo es mi imaginación traidora que se
mueve en círculos, y vive recreando los tiempos, fundiendo en un espacio
propicio, acorde con una realidad objetiva del siglo XVII.
Junio de 2017L
MALAGRADECIDO (fragmento de novela) Juandemaro Querales
Cide Hamme Mi vida arranca a los siete años de edad. Los
primeros años de mi infancia son tiempo perdido. Mi mente tiene un bloqueo que
no me permite saber cómo fueron esos años que viví cubierto con un velo. Porque
el secuestro? Porque el cautiverio? Solo recuerdo un cuarto oscuro y unas velas
titilando en un altar incrustado en la pared del fondo. Cuando se murió Dolerita
una de mis abuelas. Se rompió la sujeción. La prisión. El secuestro. No sabría
como definirlo. Lo cierto es que casi morí de tuberculosis. Mi abuela me
esperaba en los campos de la muerte. La veía a toda hora. Sobre el baúl. En el
cuarto-prisión. Por las noches, mientras tosía y expulsaba sangre. Hasta que mi
mamá habló con ella con ayuda de un médium, y dejó de molestarme,
desapareciendo de su tumba en el viejo cementerio de la 42.
Cide Hamme.
Recuerda a Edita la “ñereca” de la
señora Juana. Babeaba todo el tiempo, siempre con las muñecas de trapo y los
suplementos que no prestaba nunca, por ningún motivo. En su mecedora de paleta,
la ñereca dominaba aquel mundo. Casa de amplios pasillos y jardines sembrados
de arboles de sombra. Flores. Mucha vegetación. 2 patios adicionales. Muchas
viejas con dificultades para caminar y echarse en la cama. Casa de altas
paredes de tapia. “Edita” poblaba nuestros sueños infantiles, aunque era egoísta.
La preferíamos a ella más que a las viejas que habitaban la casa vegetal.
Cide Hamme: La enseñanza
de primeras letras se las debo a la Señorita Aura y
su mamá la señora María.
Su casa infinitesimal en un recodo de la
carrera 22 con calle 41, esquina con el bar “la mina” de la señora Asunción, la
misma que vivía con el doble de Andrés Bello. Maestro de Comercio y Mecanografía
en una Academia de su propiedad allá por la carrera 21 entre 40 y 41. El niño
se asomaba entre los barrotes del espacioso salón, lleno de máquinas de
escribir. El señor catedrático vivía o estaba arrejuntado con la dueña del Botiquín y casa de cita. La
señorita Aura, tenía fama de que enloquecía cada cierto tiempo. Los padres de
los niños sabían cuando se le rodaban las tejas. Esto ocurría cuando se
atragantaba de papel de cuaderno. Gritaba a los niños, pero nunca intento pegarles.
Ya muy vieja la visite en su casa de los
colerientos. El aula estaba intacta, eso si, los pupitres estaban muy careados,
comido por las polillas. Del juego de recibo de canasta solo unos muebles
ruñidos, descuidados estaban en pie. Las altas paredes de la minúscula casa
necesitaba urgentemente una buena mano de pintura.
Cide Hamme:
Recuerda al Ángel de alas rosadas, que se adueñó del cuarto más grande, situado
entre el comedor y el cuarto principal. Callejón incomodo, que dividía la casa,
en un capricho de vericuetos. El ángel siempre ha estado ahí, todas las noches
mi mamá lo recuerda en sus narraciones para antes de dormir. Siempre el mismo
relato con escasos agregados. Solo la edad de hijos y nietos que por
generaciones, han estado atentos al imaginario de aquella mujer, que se refugia
en su memoria tormentosa, de un periodo
correspondiente a la entrada de la modernidad en la región comprende Carora y
el gran Barquisimeto. Franjas de vida que este narrador se niega a recrear,
porque le sobreviene una gran tristeza de saberse testigo inmediato de los
cambios bruscos experimentados por esa comunidad urbana.
Julio de 2017
El Míster Solo
tenía aversión por los cadáveres. Nunca se había atrevido a verle la cara a un
muerto. Hace muchísimos años osó ver el de su Papá: “Zamuro tuerto” desde esa
época data su negativa. El mismo busca explicación “aludiendo a que le teme al
óbito y no al alma”. Su mayor culillo es que el alma quede penando. Molestando
a los vivos. Por la funeraria desfila mucha gente conocida. En especial gente
ligada al periodismo. También escritores y cronistas parroquiales. Juan Perera,
era ampliamente conocido. Mantenía unas secciones en El Caroreño donde la gente
humilde, denunciaba el mal estado de las calles, la inseguridad, la
especulación, También se hacía eco de los vicios de corrupción de destacados
políticos con responsabilidad en el gobierno municipal. Míster Solo también
había asistido al velorio de Toto Herrera. Con su muerte Carora se divide en un
antes y un después en las primeras décadas del siglo XX.Debido a que Jesús
Antonio fue un intelectual y periodista que dedicó su vida a la actividad académica
a la poesía y el ensayo sobre el mundo de las ideas. En la pequeña urbe, por
vivir en el siglo XVII, la historia esta detenida, el tiempo no transcurre se
queda anclada en el mito. El capitalismo aun no llega. Las relaciones no son de
producción. Todavía se rigen por el sistema de la separación en castas.
Mi vida ha estado
rodeada de fantasmas. La vieja casa solariega de Barquisimeto. Se llenó de
parientes fallecidos. Se quedaron penando. No quisieron irse al mundo del éter
y el olvido.
Las habitaciones se
fueron llenando de huéspedes zombis. La primera habitación vivía el ángel de
las alas rosadas de cartón. En la segunda
pieza vivía Cecilia, la abuela de la que nadie habla. Cojeando de la pierna
izquierda por el tiro de máuser recibido durante la última guerra del siglo
XIX. En la pieza pegada al patio: la vieja “Dolorita”, responsable de mi
secuestro. Cuarto oscuro. Solo una repisa con
el altarcito con santos y velas titilando.
Las lluvias habían llegado.
Siempre se atrasaban. En el valle de los Carora . El agua caída del cielo, sorprendía
a los inadvertidos peatones. Así de sopetón se desparramaba el palo de agua. Con
rayos y centellas. Todo se inundaba y parecía que todo iba a desaparecer, entre
las oscuras aguas. Para dejar de llover. Secándose las calles. Solo las paredes
conservaban la humedad en los frisos.
Mi negativa a
observar el cadáver. Evitaba que tuviera pesadillas con el óbito. Los últimos
amigos fallecidos recientemente marcaron una línea divisoria en el mundo de las
ideas, en la pequeña urbe. Juan Perera, fue un pensador, cuya ironía desarmaba
al más osado polemista. Culto y actualizado, dado a la crónica suelta.
Cualquier eventualidad que causara impacto en la opinión pública, llamaba la
atención del periodista. Con Jesús Antonio, su despido del mundo de los
mortales, significó un duro golpe, para las ideas y la poesía en la diminuta
sociedad. En mi opinión el creador y ensayista trascenderá los muros de la
ciudad y el tiempo cronológico. Allí en la pequeña sala funeraria estuvieron
reunido, testigos mudos de un tiempo que se escapaba a los contemporáneos.
Quienes miraban con curiosidad al Míster Solo y a Joseito Adán. Nunca
imaginaron que los estaban radiografiando. Toto, estará vigente, cuando el
tiempo implacable de cuenta del artista de la palabra.
Mi hermano Edgar
Un día amaneció
Silbando en la
esquina
Llamando a la
locura
Su compañera de
viaje
Solo lo abandonó
Cuando le
inyectaron formol.
Me costó tomar la
decisión de encerrarte en el Hospital Psiquiátrico de Nirgua. Habías destruido
los pocos muebles que tenía la casa de mi mamá en Pueblo Aparte. Perdiste para
siempre la razón y la libertad de andar vagando por los lados de El Néctar,
Aunque Andre Bretón en sus Manifiestos del Surrealismo, afirma que el lenguaje
de los locos, también es discurso. Heredaste la enfermedad cara a nuestra
etnia. La Guía, Geronimita, mi tío Miguel y mi Papá. Padecieron la locura.
Todos ellos pasaron una temporada en el tigrito, cuarto-calabozo, sala
capitular de una tribu, cuya memoria se ha perdido inexorable te. Sin que nadie
se percate. Estigma con que viviremos hasta el final de los días. Vagando.
Caminando en círculos. Tu locura me llevó a mi a ser abstemio, misántropo,
alejado de las tentaciones terrenales, tan solo el moco cervical.
Cierra el ciclo
Hermano latente
Tu mal es el mío
Y de todo aquel que
ose
Plantar la semilla
en tierra fértil.
Sábado 2 de diciembre de 2017.
EL COCHE FUNEBRE
Echar una ojeada,
sin que ellas se den cuenta. Es casi imposible. Mi curiosidad me delata.
Observar a las hermanas Santelis que se asoman a la calle. Desde la puerta de
la vieja y solitaria casa de la Bolívar. Solo ellas habitan la casona, que en
otros tiempos fue: funeraria, ferretería y estacionamiento del coche funerario.
Que como pájaro de mal agüero, siempre estaba rodando por las calles céntricas
y barrios de la pequeña urbe. A veces salía de los linderos del polvoriento
poblado. “El niño y el tío, visitaban al padrino Ricardo “el pajarito “para los
íntimos. Alto, de tez pálida. Hablaba y atendía el negocio. Nunca perdía el
hilo de la conversación con el ahijado “Juan el zapatero”. Envolvía unas
bisagras, una brocha y una lata de pintura en aceite. Cobraba y seguía hablando
sobre temas domésticos. No se si alguna vez se intereso por la política
nacional. Cuando lo visitábamos por las tardes calurosas. En esos días se
acababa de reinstalar la democracia.
Ahora que me
acuerdo: “el pajarito” simpatizaba con Rómulo Betancourt. Candidato de AD y
aspiraba a derrotar al Vicealmirante Wolfang Larrazábal en las elecciones de
1958-
Las dos mujeres se
turnaban durante el día para curiosear, desde la primera puerta de entrada. La más
joven había perdido la belleza de sus años juveniles. La recuerdo en el cuarto
año de Humanidades, en el Egidio Montesinos, en la clase de latín que nos daba la profesora Daisy de
Rosas, e Historia del Arte que nos la dictaba el doctor Paucho. Las compañeras
de curso, que Vivian en la Bolívar y en la parte colonial, además de blanca, lucían
bien arregladas, con adornos, correas y cintillos de buena calidad. La
compañera del primer año de Humanidades, llevaba un vestido raido, sucio, no
había diferencia con la vestimenta de la
hermana. Que pensaran las hermanas de los transeúntes?, quienes vienen del
hospitalito, la prefectura y los tribunales. Tal vez de Traski. Muy atrás
quedaron los clientes de la ferretería y los dolientes desesperados que contratan
los servicios funerarios. Pasan al interior de la casona y en el viejo garaje,
seleccionan la urna de madera o de lata, que tiene más aceptación. El coche
fúnebre también está incluido en las
pompas luctuosas. Ricardo “el pajarito” les recuerda no olvidar contratar al
único libre de la ciudad. El de “gaujerico”, para trasladar al viejo
cementerio los ancianos y a los
histéricos.
Estas páginas ponen
punto final, a un largo silencio impuesto
por casi veinte años: de no publicar nada. Después del extravío de mi
primera novela en la gaveta de un escritorio de una anónima secretaria. Quien
sin saberlo decidió con esa actitud influir en el curso de la vida del
escritor.
Con la desaparición
de esa extensa novelón: soñadores, poetas, aventureros, mujeres de toda laya;
pasaron a engrosar las filas de la galería de ilustres desconocidos. Fantasmas
de los viejos baúles y escaparates en la antigua casa solariega de Hilda Álvarez.
Juan de
Castellanos, Hernando Domínguez Camargo, Rómulo Gallegos, Blas Perozo Naveda,
las Hinojosa, la Chiquinquira de Aregue
y hasta el diablo de Carora, circulaban por sus páginas, hasta que un bendito día
se me ocurrió mandar a digitalizar ese manuscrito. Esfuerzo que resulto vano y
mas bien se enterró en los espacios abisales que integran la sima de esas
grandes cavidades del Pacifico.
El hecho que hayan
desaparecido del cielo de la literatura: Fidelina, Eustaquio, Edita y su
inefable triciclo, Emilita Dago y el Míster Chile, el viejo, el cabezón y el Míster
Solo. También: Hilda, el hermano guerrillero
-loco- el papá de mi mamá Hilda, no hizo mella en mi animo. Sentí una
gran alegría, por la razón siguiente, ya que esa galería quedó atrapada en el
fondo del tintero. A la espera de un segundo tiempo donde respirarían más
literatura.
Cubagua, El Tocuyo,
Carora, Bogotá, Constituyeron los antiguos mito-espacios de mis relatos:
carabelas, aviones, autobuses, bicicletas elevadas; fueron algunos de mis
vehículos predilectos. Desde donde se
esparció la buena prosa para contar: Mercedes la del kilometro Uno; Jiménez de
Quezada; la trapecista del circo Razzore; la hermana de la señorita Aura,
muerta de amor. Enclaustrada en su cuarto, del barrio los coleríentos del viejo
Barquisimeto.
Después de
internalizar la perdida del primer manuscrito, pase veinte años sin querer
borronear cuartillas, un dolor se había instalado en mi alma. Siendo infructuoso
escribir una línea, sobre temas tan íntimos, que me atormentan desde que tengo
uso de pluma. Un día cuando el otoño toque a mi vida, una necesidad imperiosa
por contar, me abrumaría. Liberando de manera afiebrada un cumulo de historias,
que son como punzadas que llegan muy hondo, puesto que me estoy descarnando, en
la medida que revelo mis mas íntimos secretos.
Cuando no exista mi
memoria –perdurara a través de la escritura. Pasaré desapercibido durante un
buen tiempo para después resurgir diáfanamente. La palabra como evidencia
testimonial de mi paso por la existencia cronológica. Legado teórico el cual se
encargará de ganar el juicio de la
historia. Tribunal a donde seguro concurriré para rendir cuenta de mis magros
actos.
Cuando no exista –
es posible que el planeta se haya extinguido-. Colonias de humanos poblaran
Marte y Titán la 36 luna de Saturno. El homo sapiens preservara la especie.
Gracias a la clonación y a la frontera que abrió la genética durante los años
finales del siglo XX.
El legado
documental que deje a mi paso por este Valle de lágrimas se perderá irremediablemente,
ya que fue almacenado mayormente en
papel. Sobreviran los que vacié en los
chips informáticos.
Este relato surgió
por la necesidad de conservación de la memoria, con el fin de contener mis
vastos mundos, que atesoro en mi imaginación que ocupa cada hora de mi vida
gris.
La palabra y el
gesto son las armas que empleo para sentirme a gusto en una vida fútil, de
escaso interés para un creador, que mira más allá de su nariz.
Cuando cesen los
escarceos y pequeñas batallas en que se enfrentan los sujetos. Cuestiones
nimias que ocupan los cerebros de unos cerdos, que les colonizaron la mente
adquiriéndoles la lealtad. Hormiguero
que se caracteriza por ejercer la mendicidad. Cínico atributo exigido
para vivir en el paraíso chato en que transformaron mi país.
Todas las riquezas
que nos ha prodigado la naturaleza, son insuficientes por el grado de despilfarro,
con que se ha actuado. Riqueza que han esfumado –una y otra vez-, escapándose
la posibilidad de alcanzar el desarrollo pleno.
El hombre que he
sido necesitó un sinnúmero de cuartillas
para expresar a través del verbo, un mundo interior que me atenazaba, desde hacía
tiempo. Por eso recurrí a la literatura para inventar un reino mítico en que
guarecerme .
Cuando se agote la
imaginación –estaré marcando la milla-
en concepto del brujo Oscar Querales, y con ello preparando el viaje definitivo.
Palpito de muerte: donde debo de rendir cuentas a la ingrata vida. Aquí en
estas líneas están contenidas como un
mapa caminero, mis diversas experiencias de mi aventura vital. Aciertos,
frustraciones, galería de personajes y acciones a medio camino- de todo como en
botica- reúne este diario de viajes. Especie de bitácora de un navegante
insomne, por este mar Mediterráneo, donde de vaina no me he ahogado en sus
procelosas aguas.
Este libro es un
espejo cóncavo donde se relataron muchos de mascaras y escenas, que libre o
deje de librar. No posee orden ni concierto. Solo un deseo enfermizo por
rellenar cuartillas en tardes y noches. Teniendo en común el calor seco que
oscila al ocultarse el sol y la noche. Aquí en La Victoria en el Valle de
Aragua. La palabra y la vida, tienen algo que los emparenta: es el sujeto que
decide apuntar la aventura de la pasantía por la vida. Valiéndose de la
estructura literaria como Ars narrativa. .Ya que mi mundo interior y sus
trampas, emplea el referido recurso para liberar lo que esta almacenado en el
inconsciente. Memoria del subsuelo con el fin de erigirme en único jefe de la
tribu.. Gramáticas que buscan perpetuar la memoria, y así impedir sea olvidado
los fantasmas y personajes, que a uno le toco lidiar-
Así, en esta
desigual lucha evitar ser olvidado entre montañas de papel, donde se lleva el
control de la manada. O terminar en la caratula de un texto que nadie lee y las
polillas devoraran con el tiempo. Esta narración solo reclama del aburrido
lector, su concurso para que al hacer la reescritura, convierta en mito para refugiarse de lo estéril de la realidad
objetiva, el cúmulo de situaciones pesarosas y desdibujadas. Homologación de
dos realidades paradigmáticas reclamadas por el autor y al lector, como proceso
dialectico de toda escritura.
El niño se fija en
todo. En los bosques aromáticos. En las aves de colores. En los panales de abejas. En los abejorros –que nosotros-
llamamos pegones.
El niño pasaba gran
parte del día tirado en una fría cama. A veces lo cambiaba a un feo chinchorro.
Pensaba como era el mundo allá afuera. En los otros niños. Los gritos de
muchachos que jugaban llegaban hasta sus oídos. Pensaba en sus adentros que el
mundo era inhumano, injusto. Porque mientras el estaba postrado en un cuarto
oscuro, hediondo a humedad, con bichos en todos los rincones. Otros niños de su
misma edad jugaban a las escondidas y brincaban el avión hasta más no poder.
El bosque fragante
–era hermoso- con caminos de tierra roja, floja, que se levantaba cuando no la
aplanaban con el paso de los carros. Nunca me atreví a matar ninguno de los pájaros,
que miraban nerviosos sobre nuestras cabezas. Guindados en la copa de los
robles. Otros rapazuelos armados de fondas, los mataban de una certera pedrada.
A lo lejos se divisaban las aguas azuladas del
pozo. La barranca roja dominaba todo el recodo de la quebrada. La quebrada
rebozaba de agua, por las intensas lluvias que caían a fines de año. Apenas
llegamos, cuando nos lanzamos sin
quitarnos la ropa. Hundiéndonos en sus aguas frescas. Tocamos el fondo, para
nuestra osadía, subíamos las manos, con un puñado de arena del lecho.
Nuestros gritos se confundían con el canto de las chicharras, los cantos de
los pájaros, el roce de las ramas, de los altos robles, el croar de los sapos y
las ranas, anunciando la llegada de la noche. El batir del viento envolvía la
intensidad de la vida en el bosque.
ESCENA I
El río de color marrón
amenaza con saltar el dique que contienen las aguas del Morere. Este dique fue construido
para evitar que el río gredoso, inunde al pueblo y lo borre del mapa. Cuando
los ingenieros constructores realizaban la obra, nunca pensaron en la gente
humilde, si no en los blancos de los alrededores de la plaza Bolívar. Por eso
las casas de los negros, como la de Tista Querales y William Farina, quedaron
sin defensa. Al venir las lluvias y con el las crecidas del río. Ya se podrán
imaginar cual fue el destino, de ambas
familias, en el barrio nuevo de los piel cobriza-
NEGRO TISTA
Voy a tomar
venganza con mis propias manos, Según don Chío Zubillaga Perera: el explotador
debe de pagar por sus crímenes. Nada de tribunales y policías. Total los cara colora
de la plaza, controlan todos los resortes del Estado y saldrán indemnes.
TINO EL COMPOSITOR
Mira negro del
carajo. Ahora mismo te voy a denunciar con el bachiller don Tálalo Yèpez, para
que termines tus días de vida en las Tres Torres de Barquisimeto.
NEGRO TISTA
Eso es lo que saben
hacer, los “blanqueaos” de Carora. Delatar. Traicionar. Son los que don Chío
llama: ·negro que llega a la categoría de lente”.
TINO ELCOMPOSITOR
Mi fama de músico
me la dieron los “paperuos” de la plaza. Yo no tengo que agradecerle a ningún
rabo negro nada. Acto seguido se dirige al comandante de policía. (donde lo
recibe el jefe denominado “el quinchoncho”, en ausencia de don tálalo Yèpez).
EL NEGRO TISTA
Acompañado por su
amigo: Farina, introducen unos tacos de dinamita a la pared del dique. ( el
agua caracolea, salpicándoles la cara) Con esto me cobraré –lo que me hicieron
estos desgraciados- al ahogar a mi familia.
FARINA EL ACOMPAÑANTE
Nuestras familias,
querrás decir. Pasándose la mano por la frente para enjugarse el sudor.
A lo lejos se oyen gritos y voces de reclamo. También
el ruido de motores. Sorprendidos al querer encender la mecha. Los policías los
encañonaron. Procediendo a amarrarlos de espalda con espalda, con una gruesa
cuerda de guidar chinchorro.
COMANDANTE QUINCHONCHO
Que vaina contigo
negro Tista. Ese es el comunismo que te ha metido don Chío Zubillaga. Pagaras
caro tu osadía de querer ahogar la ciudad.
EL MANDAMAS
Ya hable con el
gobernador del Estado. Y el ministro Vallenilla Lanz. Y pedí el mayor número de
años en la cárcel para estos criminales.
Cuando Tino
Carrasco el compositor fue a delatarlos con el prefecto y el jefe de policía.
Los blancos de la plaza oían misa. Con el escándalo que se armo, todos como
impulsados por un resorte abandonaron la vieja iglesia de San Juan. Se fueron
en cambote, para el pajòn. Por lo que los blancos de la plaza, lucían trajes de
seda las mujeres, velos, sombrillas y las caras veteadas de polvos. Los hombres
están enfundados en sacos gruesos. Mezclando el copioso sudor con colonia Jean
Marie Ferina.
MANDAMAS
Mañana viene una
comisión en un avioncito militar, enviado por el Presidente López Contreras,
para trasladar a los peligrosos reos a la cárcel de las Tres Torres.
ESCENA II
Un ruido
ensordecedor se coló entre los cerros y el silencio del cardonal, describiendo
eses en el cielo. Volando a escasa altura, como buscando un terreno abandonado
para aterrizar. Finalmente se posa en el suelo de la playa en La Guzmana, a las
faldas del Cerrito de la Cruz
(unos hombres
disfrazados de mosquito, con lentes de soldador
y casco de caucho . Emergen como visiones al disiparse la tormenta de
tierra, Remolino que provocaron las hélices del pequeño aparato de
aviación.
COMANDANTE QUINCHONCHO
Estos son los
presos. No deben de quitarles las cadenas que les atan manos y pies. Ya que son
de una gran peligrosidad.
PILOTO Y COPILOTO
Primero nos bebemos unas cuantas Heineken, para disipar
el diabólico calor. Manténgalos vigilados por un rato
(Habiéndose
separado a los curiosos a peinillazos limpio. Los policías logran despejar la
improvisada pista, para que despegue el avioncito de alas de lona. Después de
dos intentos fallidos, el aparato coge vuelo, ganando altura, describiendo un
amplio círculo, para finalmente dirigirse hacia las montañas de Atarigua, con
los dos presos a ser entregados a los carceleros de Honorio Sigala.
A veces soy el Dragón
chino y me pongo la mascara de lona, me envuelvo en una bata de seda, que
contrasta con lo rudo del personaje: botas altas cerradas con guaral. Cuando
voy a Barquisimeto, que son todos los jueves, llego en Autobuses LASA, para
alojarnos en el Hotel Brisas de Lara. Allá por la 19 entre 36 y 37. En este
antro pernoctamos todos los gladiadores de la troupe: el tigrito del ring, Dar Búfalo,
míster Chile, el hombre montaña, el chiclayano, el doctor Nelson, la momia azteca
y el Santo. Mientras esperamos por las peleas de los jueves por la noche, a las
7 pm, en el viejo estadio de la 37. Matamos el tiempo sentados en el recibo del
hotel, es un amplio salón con mas de dos juegos de muebles. Las ventanas que
dan a la calle , están cubiertas de vidrios, sobre su superficie hay unos
letreros que dicen: Hotel, brisas de Lara.
Restaurant-Bar.
Mientras no estamos
en las piezas permanecemos allí. Vestidos de luchadores, con mascaras, trajes
de baño, con licras adheridas al cuerpo. Con el calor que hacía, ni las moscas
nos sacaban del refrescante salón. Los curiosos y transeúntes se daban su
cuenta de vez en cuanto, para observarnos, unos pegados al vidrio del frente.
Sin quitarnos la mirada, como si fuéramos bestias de circo. Otros preferían
abordarnos en los muebles de plástico, de colores chillones, para pedirnos, les
firmáramos un autógrafo, sobre unas barajitas con las caras nuestras, cortesía
de LAVO_MAT.
-¿Qué donde guardo
el mentol chino?
Dijo un nervioso
hincha. Señalando con su mirada el bolsillo de la bata de seda,
A veces lo oculta entre sus ropas. La dragona
y el dragoncito, alcanzan a decirse –con fastidio- mientras alargaba la
barajita con el mensaje escrito: “Con amistad: el Dragón. .
Cuando perdí la
mascara, porque era una pelea donde se ponía en juego quitarse la careta. Era la pelea más esperada
–a media noche- con lleno total en el Palacio de los deportes en la avenida San
Martín. El público por supuesto iba al tigrito del ring. Cosa normal en la
hinchada, que se moría por los técnicos. El Dragón por supuesto recibía todo el
desprecio del público. Además era el más odiado en la historia de esta
actividad. “la gente desde las gradas me profería todo tipo de groserías.
Acompañadas con huevos y tomates que caían como proyectiles en mi humanidad.
Con los puños en alto me sentenciaban a muerte.”. La pelea había que extenderla
al máximo, ya que era la esencia del negocio. Adrenalina y adrenalina, total el
publico tenía que quedar seco de violencia. Vaciar sus frustraciones. Con trampas,
mentol chino, mordiscos y jurungad era de ojos. Toda esa artillería lanzada
contra el tigrito. En un momento estelar de la pelea, el técnico con una patada
voladora saca al feroz Dragón del ring y va a dar al público de la primera hilera
de sillas. El rudo desmayado de la tangana, no supo cuando le contaron los
minutos reglamentarios y determinaron que el técnico era el ganador.
·
Colocados en una
esquina del cuadrilátero, el réferi y un jurado proceden a quitarle el antifaz
al odiado chino. Cuando desbarataban las ligaduras de la máscara ante el
silencio del público. Faltando algunos orificios de la gruesa careta. El referí
de un tirón, me desprende la máscara, como si me fuese a decapitar. Se produjo
una conmoción. El público , el referí y el jurado sin aliento, casi sin
respirar, observaron que en vez de un rostro de facciones asiáticas, lo que
vieron fue un yeso cubriendo el rostro
del derrotado Dragòn.Lo que vino después, puede compararse con un gran sismo,
que con su inmensa fuerza, echara por tierra: muros, arboles, ladrillos,
tendidos eléctricos y animales.
En un lugar
apartado del camino, un jinete baja de su caballo aceitunado. Procede a
quitarle la silla y lo deja sin bridas, para que paste libremente. Busca un
lugar privilegiado donde pueda mirar el horizonte. Enciende una hoguera y se
lleva a la boca una porción de carne seca. Bebe aguardiente de una botella que
siempre lo acompaña, Extiende una cobija que siempre lleva amarrada a la silla
del rocín. El sueño lo vence fácilmente,
arriba el cielo lucía lleno de estrellas. A un lado las aguas del río, corrían
tranquilas en la espesura del monte. Por hoy había suspendido la búsqueda de
Fidelina. Mañana será otro día. Amanecerá y veremos.
El doctor Paucho me escrutaba con la mirada
perdida. A esta hora de la tarde el médico partero estaba borracho. Su vicio lo
llevaba a vaciar una caja de tercio Polar. En este estado de hibernación pasaba
los días en el viejo caserón. Cuando no bebía en exceso, las viejas visiones no
acudían a su mente enfermiza. “el Cuartel General del Ejercito Libertador, con Bolívar
a la cabeza, se había establecido en la ciudad. Durante la Campaña Admirable en
1813. El inquieto general libertador, dictaba instrucciones como loco, además
de redactar Proclamas y responder cartas, para los cuatro puntos cardinales. El
edecán interrumpe al nervioso personaje. Calladito O’Leary le susurra al oído
la voluntad de los dueños de la casa. Para ofrecer un banquete esa noche a los
notables de la pequeña aldea. El peripatético personaje opina que esta de
acuerdo. Legada la noche el general, oficiales y tropa se sientan a la mesa
para degustar ricos platos de la culinaria criolla. Se llevan a sus bocas finos
bocadillo y vinos provenientes de
Europa. Guardados celosamente a pesar de la destrucción por causa de la guerra.
El general Bolívar,
come opíparamente, y ahora sorbe pequeños tragos de un Oporto. Ahora posa sus
ojos en los hombros de una mujer linajuda, apetecible, luciendo un llamativo
escote de ricos encajes. La intención de aquel hombre pequeño era danzar toda
la noche, en la casa del Balcón. En el amplio salón ya estaban los músicos de
la iglesia principal, por los momentos suenan valses, minuit. Terminada la
cena. El general de aspecto pequeño, apenas hubo terminado de comer. Cuando
sintió malestar estomacal. Estuvo toda la noche evacuando en los patios. La
guardia de honor hizo prisionera a las hermanas del general Pedro León Torres.
Un portazo, nos
indica desde el zaguán, que el general se cansó de obrar se retira al aposento,
quedando dormido rápidamente. El doctor Paucho, termina con la lectura del
cuento de Páez Ávila. La fiesta termino con una admonición del estado mayor del
ejército Libertador. La bulla desaparece, no hay voces en la vieja mansión. Antes
del amanecer las herraduras de los caballos despiertan al pueblo. Cuando
Bolívar y su tropa siguen hacia el río Tachira,ahì mismito comenzó a escribirse
la gloria de aquel obstinado hombre, que atravesó la Cordillera andina para
libertar medio mundo.
Diciembre de 2017
VELADO
Cuando Fidelina se tomó la foto, acompañada de Eustaquio, no pensó
jamás que había cambiado la historia de
la tribu en dos partes: un antes y un después. El origen sefardí de Fidelina,
no fue obstáculo para que Eustaquio,
haciendo mofa de las barreras culturales: ofreció a pagar por ella, el día que
fue a pedir su mano y expresar su deseo de casarse ante su padre don Antonio
Lameda. Cecilia y la diáspora completa, perteneciente a una de las 12 tribus de
Israel, les pareció un contrasentido. Que la quisieran comprar como esclava
sexual, después de 1854. Lo que no impidió, que igualito, se le metiera entre
las dos piernas y le comiera ese himen. Sembrándole esa noche lujuriosa: una
niña en sus entrañas.
Al no mas
pronunciar esta oferta la tribu de David, le había respondido a Eustaquio con
un rotundo no. Con burlas y descalificaciones acompañaron la osadía del
abstemio de Barrio Nuevo. Ya veremos. Se le escucho decir entre dientes. Todavía
con el sombrero Panamá entre sus dedos. Parándose instantáneamente del incomodo
mueble de paleta y se dirige al anteportòn, raudo y veloz. Dando trancos
largos, traspone la puerta principal. Perdiéndose entre la calle soleada y a esa hora abandonada. Tal y como lo había
vaticinado , Fidelina, lo esperaba desde
hacía largo rato en la amplia habitación, escasamente iluminada y con un
concierto de grillos, como música de fondo.
Ahí el padrote
semental la estrechó entre sus brazos y la copulo. Sin resistencia, en
silencio, solo interrumpido por un largo jadeo. Pasaron los nueve meses en su
retiro monacal, completado con el alumbramiento. Un lloriqueo de la criatura,
sirve como detonante, para romper el sortilegio. De aquella cautiva que vuelve en
si. Recuperada la memoria y atolondrado
por el dilatado encierro. Lo único que le indica su instinto es la huida. Poner
un río de por medio. Allí, en ese laberinto borroso, subyace como fondo cenagoso,
el origen oculto de la fundación de la estirpe.
Todas las viejas
que desfilaron por ese largo túnel de la existencia de Hilda “la sin madre”. No
se equiparan con la madre ausente. Mas bien ahondan la censurable carencia.
Para Eustaquio significó
el principio del fin de su reinado. Cayendo en el abismo indetenible a través de viajes eternos por la geografía
nacional, con los escasos adelantos de la época y lo tortuoso de los caminos;
lo prolongado de los márgenes de tiempo. Lo mantuvieron alejado de los espacios
de la media luna, con lo que sus bienes empezaron a mermar a agotarse rápidamente, hasta quedar en la
ruina. Decidirse a regresar, como producto de lo infructuoso de la empresa de
dar con la hembra, de rasgos semíticos, aceptando la derrota que consistió en
haber empleado dos lustros de su larga existencia, para volver a entrar en
contacto con aquella resbalosa mujer..
Dolores, Cecilia,
Ruperta, dios Jano. Triple camino de una existencia que se resume en una
experiencia vital, marcada por la monotonía y lo grisáceo en un cruce de
caminos. Donde las ventiscas y las lluvias permanentes, se dan durante siglos.
Vida fastidiosa regida por el reloj de sol de la plaza de San Jacinto. Solo
polvo al término del viaje homérico quedará como testimonio por haber
involucrado al diablo en mis exigencias testiculares. Para cuando Dolorita
desapareció del viejo cementerio de Barquisimeto en la 42; Cecilia lo hizo por
expresa voluntad de sus descendientes, que mas nunca quisimos recrearte. Evocándote
en esta tarde en el patio de la vieja casa de mi papá en la Carora de mis
otoños, meciéndote en el chinchorro, mostrando la herida de bala en la pierna
derecha, como muestra de su participación en las guerras machistas del siglo
XIX. No quisimos saber más nada de tì, es un cerrojo puesto a la memoria, ni de
Pedro Felipe de tu estirpe con converso. Trampa de escribidor para
solidarizarme con el protopadre, que aun anda vagando en mis mitos seculares.
Tu hija desahuciada, guindando siempre de un hilo, porque hay piezas del rompe
cabezas que faltan, hay meandros que se fugaron .
Quiero repetir de
manera masoquista, esta circularidad de la existencia.. De todos los ejes
narrativos que destruiste a lo largo de
tu empecinada vida errática. De esa historia cercana de malquerencias y
reproches encapsuladas en un halo de misterio de judía errante, Solo te
contengo en una vieja foto mal revelada, para que continúes con la eterna danza
de la culpabilidad y el nieto escritor se dedica a matar el tiempo mítico
evocándote en la habitación ocupo mi padre al final de su vida.
Diciembre de 2017
VELADO EN LA BENEFICA
Se acostó extenuado
–había copulado durante horas- era el ritual de aquel semental, jeque árabe,
poseedor de un serrallo en el barrio nuevo colonial.
Como en un extraño
ritual, se colocaba en un punto imaginario de la manzana que ocupa en el
vecindario, aledaño al garito que regentaba. El falo al ponerse erecto,
señalaba en dirección a las doncellas . En el punto cardinal indicado segregaba
lubricante. Su rol de páter familia le impedía mantener una relación fija con
una sola mujer. Prefería repartirse entre múltiples piernas, vaginas, nalgas y
manos suaves. En las noches cálidas de los interminables veranos. Jadeaba,
jadeaba, jadeaba y jadeaba. Un disciplinado mecanismo, le recogía el falo, se
lo estrujaba, tapónele la hinchazón el interior de tela gol medal, abotonándose
el pantalón, ajustándose la correa de piel, y se iba a la casa principal de la
colmena. Hasta recibir allí el clarear del día. Rodeado con el par de viejas, que
se habían tomado la tarea en serio de cuidarlo y servirle, mientras estuviste en la faz de la tierra.
Las muertes eran
cosa común en la pequeña urbe. Entre la maleza, el lecho pedregoso de la
quebrada y las ruinas del templo de la plaza Torres: hacían las veces de osario
común. Para el colectivo solo se trataba de riñas entre labriegos, vagos y rapazuelos….”Otra
sería la realidad, son muertos de otro, crímenes por encargo. Tómbolas,
vendettas para vengar el impulso retaliativo de algunas de las familias –dueñas
de las casas de allá abajo- de la orilla del río. Viviendas de paredes altas, con profusión de ventanas, separadas
por celosía, pobladas por muchos ojos, que son los sentidos de la inhóspita
ciudad. Una violación, un adulterio, una deuda en dinero, un robo de ganado,
cualquier motivo era excusa para que actuara, el grupo de exterminio “la mano de mandinga”. Los muertos o lo que
quedaba de ellos, yacían entre las patas y feas plumas de los zamuros. Las
vísceras entre sus picos, son señales de mal augurio.
Me desperezo entre
la red de cabuyas, ganado por una extraña voluntad. Me orino sobre las plantas,
todavía con los pies acalambrados. Que se resientan al no mas sentir el frío de
los ladrillos de Alemán, empegostados de escupitajos de chimo, que mastican las
viejas incansablemente.
Sortea las manchas
negras, las sillas de cardón, donde reposa el liqui-liqui blanco, la franela
olorosa a mierda y a Jean Marie Fariña. El reloj y la leontina, la colt 45 empavonada en la cacha, como la que mató a Gaitán un 9
de abril de 1948 a las 1 pm en la calle séptima de Bogotá.
Atarantado todavía
–por fin llega- al rincón oeste de la pieza, donde tiene la toilette, echa mano
a la jofaina, y derrama la ponchera de peltre, y hunde su cara de pájaro de mal
agüero. El contacto con el agua fría, le devuelve la noción de mundo y de la vida.
Dándose palmadas y pasándose una larga navaja de afeitar. Se prepara para
vestirse, fija la mirada sobre el baúl de suela, con las iníciales E y A; lo
abre enseguida, mueve las mudas de ropa, almidonadas y dobladas delicadamente
por mano femenina. Planchadas al carbón. Selecciona sin mucho esfuerzo un traje
de color negro.
Cuando sale a la
calle, después de tan largo trámite: el sol está implacable, siente que se le
derrite la espalda, cogote y cabeza. La gente a su paso: murmura; las viejas lo
observan desde sus cómodos poyos; el consenso general de los que repararon en
su vestimenta, era que durante la noche, habían asesinado a alguien y que había
–como es costumbre- registrar palmo a palmo los montes aledaños y el quebradon.
Diciembre de 2017
Ese niño que mira
con ojos inquietos a la tía Geronimita-que cuenta por enésima vez: - el relato
de la niña que un día consiguió una mina
de oro, por los alrededores de la cueva de Chirico.
La tía Geronimita –la de las locuras- los fines de año. La de
los gritos erotizados: pidiendo un macho cabrío que la poseyera. La última
india Ajagua de estos contornos.
La miseria de una
familia se acabó, el día en que una niña extraviada en el frondoso y perfumado
bosque. Dio con una hada, y esa hada se le puso a la orden. Y la niña dejando
la timidez, le pidió una mina de oro. Y el hada le concedió el deseo,
conduciéndola hasta la gruta de una cueva
y en su interior dio con granos de oro.
Para pesarlo y
ponerlo a la venta, la mamá inquiere a la niña más grande, a que vaya a la
aldea mas cercana, y le diga a la tía, dueña de la posada “El morrocoy Azul”,
que le prestara la balanza.
Después de haber
pesado las onzas de oro, procedieron a venderlo, y con el dinero encima,
visitaron a la comadre, para entregarle la balanza que días antes le había
prestado.
A los días la
comadre “Talita”, manipulando la balanza, observa: que en los platillos hay
polvo de oro. Extrañada por el hallazgo, decide hacerle una visita a su
pobrecita comadre.
Al llegar a la
humilde casa, y después de tocar la puerta con insistencia, se convence de que
no hay nadie en su interior.
Lo que no sabía “la
comadre Talita”, era que carnal se había marchado bien lejos, con sus hijas – a
un lugar exótico- a la búsqueda de
atractivos mancebos para sus hijas. En su nueva vida de mujeres dotadas de una
buena dote.
Diciembre de 2017
Un niño enfermizo
Una tía que enloquece
con frecuencia
Pueblan las fantasías
Del inquieto
habitante
De casas chatas y
dispersas
Pobladas de humo de
leñas
Extraídas de los
montes cercanos
Que traían unos
campesinos
En recuas de mulas
La tía se hundía en
la locura
Cuando llegaba el
frio de diciembre
Mi madre cuidaba de
la loca
No sin antes
maldecir de su suerte.
Mal de familia
Que pasa
genéticamente
De una generación
a otra.
Mi primera juventud
Estuvo rodeada de
temores
A enloquecer
Y mendigar sin
rumbo fijo.
De mi soleado
pueblo.
El niño con sus
temores
Le toca en suerte
compartir sus primeros años
Con viejas
achacosas
Sobrevivientes de
las crecidas del rio
Alzamientos de
montoneras
Y su abuelo que era
un semental
Mi abuela judía
No encaja en mi
angosta
existencia de los
primeros siete años
Anduve por ahí
Con mi genealogía a
cuestas
Refugiándome en una
madre
Evasiva y brusca
Áspera como una
lija
Acostumbrándome a
relacionar
Dureza con afecto
La madre áspera
yace en un poso
De agua
A la espera de la luz que refracta el hijo-
Cuando bajaron los cerros
Lo que sentí no fue
miedo
Si no frustración
Mis prácticas para
organizar a las masas
No las puse en práctica
Por lo que la
rebeldía terminó
En anarquía
Y cambio de táctica
de los eternos dueños del poder
Político y
económico
Hube de pontificar
Durante años las
bondades
Del Aparato Escolar
Quería que mi
arrechera
Sirviera de modelo
a copiar
Y barrera toda esta
sociedad aparente
Para triturar a los
amos
Aquel rio que se
salió de cauce
Arrastro las heces
de una sociedad
Que se derrumbó
hace muchísimo
Ríos salvadores del
pecado
Vengan más a menudo
Pila de aguas
bautismales
Recuperen sus
antiguos cauces
No importa que en
su recorrido
Se llevan el género
humano
Diciembre de 2017
La sociedad
venezolana esta en plena transición, por lo que alguien con arrebatos de
despotismo –dio en el clavo-, consiguiendo el favor de las masas. Molestas
desde hace tiempo, por las continuas ofensas y traiciones de la clase
gobernante. Desde que hizo su aparición en el año de 1958. Cuando se derrumba
la última dictadura militar.
Para este
encantador de serpientes (Hugo Chávez), su función al frente del poder político
en Venezuela, no fue para hacer un mero asunto, el cual es poner término a las
profundas deformaciones del Sistema Democrático que heredó de los gobiernos del
siglo XX, Acción Democrática y COPEY. Más bien terminó instalando un régimen
autoritario y militarista. Sus carencias intelectuales se expresan en la
manera, como aquel sujeto le impone a aquella sociedad, sus sueños y deseos
fallidos. Banalidad y anacronismo que terminan con derrumbar un Estado-Nación
que había obtenido logros en varios ordenes, llegando a ser la cuarta economía
de la región. Después de diez años de dictadura, la sociedad que una vez se
ilusiono con la predica de aquel predicador de fantasías. Deja un triste saldo
de ruina y pobreza. Como si la hubiese devastado un huracán tropical de esos
que todos los años barren con su furia, las naciones del Caribe insular..
Los lenguajes son
un riesgo, cuando los códigos que se manejan, apuntan directo a denunciar un estado de cosas, que ha sido alimentado
gracias a una gran maquinaria tecnológica, la cual inventa una ilusión. Lugar
de nunca jamás, donde un falso Pinocho, con la nariz cada vez más grande, de
tanto mentir, se solaza con el paisaje social que oprime. Lugar caótico,
rodeado de miserias materiales, donde han cesado las voces, pero el logra placer sexual, en
aquellos parajes lunares.
Cuando el lenguaje se emplea en llamar la
atención sobre esta truculencia: de falsificar la realidad. Al oficiante le
decretan la muerte en muchos sentidos. Lo mas usual es arrinconarlo, zaherirlo
y convertirlo en un preso de conciencia.
Si llegase a ganar la tiranía, por supuesto imponiéndose
sobre la libertad. Cualquiera de las miles de voluntades, se erigirán en la voz
de los disidentes. Ese día resurgirá nuevamente el lenguaje lozano, prístino,
directo al mentón; como ariete que golpea. David contra Goliat. Ulises u Odiseo
contra el temido Polifemo.
Diciembre de 2017
A la víbora de la mar
Pasaba Juan Pablo
Soteldo con su Fal en el hombro, para las montañas de Humocaro. Vestidos con uniforme de fajina verde-oliva. Hecho por
la señora Juana Palacios en su negrita Singer.
El de adelante
corre mucho
Cuando bajaba el
Comandante Mao, se enconchaba en la casa de mis sueños. Allí el doctor Juan
Pablo, pasaba el día leyendo a los
clásicos del Marxismo. Siendo interrumpido por la señora Isabel y la niña
“pilla”. Para avisarle que la comida estaba lista. Edita, no se sentaba en la
mesa del comedor, aunque quisiera: Sus brazos paralizados desde hace años,
parecían ramas de cayenas. En su eterna mecedora de madera, se columpiaba sin
cesar, empujándose con el pie derecho.
Y de atrás se
quedara
El comandante tenía
la cabeza casi desnuda. La frente delataba una gran calva. Juan Pablo, hablaba
frecuentemente con nosotros, que jugábamos en los bellos jardines, de la amplia
casa. A Edgar el “Pedro Pérez”, el guerrillero intelectual le prodigaba
especial amistad. Hablándole del futuro socialista. En varias ocasiones, le
daba el revolver, para que se lo engrasara. Triste presagio de la vida, que le
tocó y en que se desenvolvió, llevando
su esquizofrenia a cuesta.
Se quedará se quedará
Diciembre de 2017
Mis juegos
infantiles consistían en jugar a la
lucha libre. Siempre en el Parque Ayacucho, sobre la grama: lanzaba patas
voladoras, la doble Nelson y el torniquete a los ojos. Como el dragón chino,
castigando a sus oponentes, los luchadores técnicos o limpios. El niño se
extasiaba en los altos arboles, en cuya copa se columpian: perezas y ardillas,
mas arriba en el enramado, multitud de aves de esplendido colorido. Cantando
variados acordes. La felicidad duraba poco, el timbre anunciaba el comienzo de
las clases de la tarde. Aquel timbre ponía fin a la residencia en la tierra de
los sueños de Lewis Carrol y su país de las maravillas. Vueltos a la realidad,
soportaba estoicamente los reglazos, insultos y castigos, como permanecer
parado tras la puerta lo que resta de clases. Impuesto por esa muñeca vieja,
cuya calva la disimulaba con una peluca de plástico, llamada señorita Gómez.
En la noche
bautismal de los tiempos
Una pareja edénica
se mueve
Entre arenas cenagosas
La mujer además de
haber pecado
Al morder la
manzana dada por la serpiente
Lleva un hijo entre
los brazos
El pájaro y las
flores
Ondean al compás de
un fuerte viento
El pájaro canta y
picote una hoja
Se la lleva a la
boca como ha venido haciendo
hasta ahora
Me siento cómodo en
esta casa-mundo
cuando sucede el
primer crimen
que se llevo la
vida de Abel
regándose la
violencia entre los hombres
odian por amor y
por carecer de el
el caballo y la oveja
comparten el establo
después las aves de
corral
y los olores característicos
de estos lugares
y me acompañaran
hasta los últimos minutos
el ave trina a las
cinco menos diez
El último hombre
abandona el lecho
la mujer no lo hace
prefiere
seguir durmiendo en
la eternidad
Hombres con cotas
de acero y espadas
penetran el valle
seco y calcinado
rodean el poblado y
le caen de sorpresa
matan con sus
filosas espadas a los hombres
los mastines con
sus filoso dientes
hunden en los
cuellos sudorosos
la violencia de sus
mandíbulas
en una ceremonia
iniciática
quitan el himen a
las vírgenes
La tropa de
Alfinger se solaza con el resto de las mujeres
los ancianos y
los chamanes
destripan venados y
tapires
para devorar en la
triste orgía
del sometimiento
viendo en los
rostros del poblador actual
los rasgos
amerindios y los africanos
que se incorporan
mucho después
me sorprendo del
movimiento que realiza
la gran rueda del
destino
reyes, caciques,
reinas y atletas
fea escena del
tremedal
en que convirtieron
el edén
rostros y la
galería que la componen y ensucian el paisaje
cigarrillos,
condones y pilas de celulares
Paraíso enfermo que
cobra la vida
de las bellas aves,
espesos arboles
ya no hay cantos
mañaneros
entre el tupido
bosque
y la umbría vegetación
conservamos
la madera calcinada
que como azabache
fastidian al ojo
cuando lo enfocamos
de frente y
palidecemos en el profundo
hoyo de nuestra
olvidada tumba..
Las putas, los
transeúntes y los policías, y toda la barahúnda que se aglomera alrededor de la mercancía barata, en el camino de Baltasar.
La ciudad aprieta con sus malos olores.
El sol calienta hasta achichárranos las carnes. Todo es un aquelarre donde las
miradas – si bien están atentas-, no se entrecruzan, no hay coincidencias, para
que detenerse un breve instante a preguntarse ¿cual será el drama del otro? El
que esta absorto, atado a la camisa, pantalón, medias, o películas y discos
quemados. En ese gran bazar que conforma ese amplio mundo.
El testigo
narrador no tiene cabida, solo es un
peripatético en su recorrido por las galerías, por donde el conduce y la
comedia humana, hacia el infierno obligatorio, seguro, donde pondrá punto
final su insomne existencia-Terciar
hasta el cansancio, por unas pocas monedas. Descansa en paz peregrino de las leyes del capital, púdrete en el
centro de la tierra para transformarte en betún y colocarlo en cualquier tanque
de gasolina, para regar de asquerosas toxinas, y conducirte al averno. A los
que osen compartir la existencia con
otros seres vivos atrofiados y mutados, pero ahí van, tratando de esperar, pero
los nuevos amos de este agotado planeta. No lo permiten.
LUNES
Hoy no hice nada
importante. No libre una batalla de Carabobo. Pero si le di a la bicicleta. Me costó
una bola darle pedal. Sin embargo hice la ruta habitual –la
interindustrial hasta el final de la
avenida asfaltada- frente al CEDIA. Regreso por la calle Páez hasta el final
del pueblo, en el puente del Estadero y me devuelvo pasando por la parte
colonial. Me hidrato, almuerzo y me tiro en la hamaca para recuperar fuerzas.
El día transcurrió
sin sobresaltos para no perder la costumbre, veo los seriales policiacos: CSI,
la ley y el orden, cambio a History Channel. Vuelvo al 29, CNN. Pero siempre lo
mantengo en el 67 AXN.
Me baño por segunda
vez en el día. Por fin me pongo la ropa de
salir. Al no tener compromisos, conservo los monos deportivos y la
franela de un equipo de futbol del último mundial. Veo el reloj de pared. A las
5 pm , salgo a la calle, voy a encontrarme con los amigos del Ateneo de la
Victoria.
Proceder como las
señoritas a llevar un Diario, persigo impedir
que el implacable tiempo borre indefectiblemente mi experiencia vital.
Cada día del tiempo que aun me resta. Debo de consignar cualquier mínimo
detalle, con esto me estoy burlando de la autentica muerte, la del olvido. Dentro de un tiempo, cuando deje de
existir- un desocupado lector- tendrá en sus manos la historia inconclusa de
una experiencia objetiva, valido del lenguaje
para que se perpetué.
No te desesperes
igual va a completar la larga marcha.
Todo aquel que
emprende un viaje, alrededor del orbe, se cansa o perece.
El amor y la vida,
no equivalen a existencia y dejar de existir
No te entusiasmes
con forasteros que suelen endulzar tus oídos
Lo pienso al mirar
el laberinto que puedo desfallecer
Por que debemos dar
cuenta de nuestros actos? Es que vivir en el limbo, no es suficiente merito
para regresar al paraíso
Si de la perra vida
se trata, me ufano de haber triunfado,
en cada una de las estaciones del recorrido.
Si he de fiarme de
las murmuraciones, desde hace tiempo estuviera frio de un balazo.
En mis diversas
estaciones, he recomenzado, solo se trata de un buen discípulo de Sísifo.
Al dejar los
despojos mortales, en la soledad del desierto, dejo mi escritura al descampado.
Mi madre ejercía
sobre mi una dictadura, que aun no alcanzo a romperla.
La palabra escrita
es mi venganza, ante la incomodidad que
significó, no haber perecido triturado por la maquinaria, de este sistema
cerrado.
MARTES
A las cinco y 30 am, al no mas sonar la alarma del
celular, me incorporo de un salto, entro al baño tambaleando. Orino como un
burro. Me lavo los dientes con extrema delicadeza. Preparo el café en mi greca de aluminio. Me dispongo a vivir
un nuevo día, sin aspavientos.
Devoro los diarios
de la mañana. El gobierno de Chávez, continua con su ola de estatizad ora. Leo
con fruición a los articulistas de opinión. El mundo desde este balcón
suspendido, sobre este valle caluroso. Luce desacompasado, a punto de estallar.
Apuro dos tazas de fe, me aumenta la taquicardia. Monto en bicicleta, para
recorrer la ciudad, de un extremo a otro, buscando que los latidos del corazón,
se acoplen, a la vida muelle de una existencia. Café, me aumenta la
taquicardia. Monto en bicicleta, para recorrer la ciudad, de un extremo a otro,
buscando que los latidos del corazón, se acoplen, a la vida muelle de una
existencia.
MIERCOLES
Camino unas tres
cuadras para comprar el periódico. El mismo ejerce una adicción en mí, que se
expresa en una lectura compulsiva por más de dos horas.
como yogurt de
piña, con dos galletas hony bran. Me instalo en los muebles Art-Deco hasta el mediodía, leyendo el libro de la
semana.
JUEVES
Hoy, he salido a
dar unas vueltas en la bicicleta alrededor de la pequeña ciudad. Estar montado
en ese pequeño caballo de hierro, me da un gran alivio. Pienso hondamente en lo
que va a hacer mi rutina. Un pequeño dolor en las piernas, me obligan a hacer
un esfuerzo mayor. Cambio de velocidad y ahì voy
a llegar al final
del asfalto. El sol esta más picante que de costumbre. Los camiones pasan muy
pegado a la cuneta. Cuando al fin pasan estos interminables dinosaurios, siento
un alivio. Transitar por la inter-industrial se convierte en una verdadera
odisea.
VIERNES
Hoy prepare el
almuerzo como de costumbre. Arroz, carne roja, jugo natural. Estoy convertido en
una especie de Agustín “la muerganea”, un chef andrógino de mi ciudad desértica.
Preparar exquisitos platos me han revelado, todo tipo de descubrimientos en mi
interior. Buceo por sabores y olores que han estado en el sótano de mi memoria.
Jeronimita, mi tío Juan y la inolvidable Hilda. Concurren con su evocación a
hacer mas grato la fiesta del paladar. Por un momento no se quemó el bistec, el
tomate, el pimentón y la cebolla, apenas son unas partículas negras al fondo
del sartén.
SABADO
Los sacrosantos sábados
son mi única relación con la academia, que todavía me queda., Teorizo sobre el
concepto vaporoso de Nación. Fustigo a las Oligarquías que se encumbraron en el
poder durante el siglo XIX. Hago una
simbiosis entre el escritor y el hombre de ideas, que le preocupa el tipo de
sociedad que poseemos. Los despotismos y los pocos momentos de libertades que
hemos disfrutado los venezolanos, todo estos tópicos atraen mi atención. Además
de mis peroratas sabatinas, mi columna semanal se publica en mas de 12 diarios
del país; esta actividad reflexiva da cuenta de los temas del momento.
Comenzaron las lluvias y empieza a filtrarse el agua en el machihembrado y
empiezan los reclamos, sobre el mantenimiento que hay que darle a la casa.
DOMINGO
El día más
fastidioso de la semana. Opinión reconocida de alguien que no tiene oficio. Por
que el de escribidor esta por verse. Algunos domingos visito el cementerio y
aprovecho para observar la tumba del poeta Sergio Medina o el prócer adeco
Castor Nieves Ríos y a Heber Colina, muerto de penosa enfermedad en la flor de
la vida. Leo con fruición los encartados de EL Nacional. Ayudo a preparar el almuerzo.
Mi actividad se reduce a lavar corotos
con jabón corta grasa. Paso el resto del día, encaramado en mi fea y destrozada
hamaca. Viendo los seriales de Hollywood. Completo la rutina, tiempo detenido
que no transcurre, es lo insomne que horada mi cuerpo, hasta convertirlo en una
colina de polvo.
Si vives una sola
vez
Para que
preocuparte tanto
Por una segunda
oportunidad
Despacha la vida
Como si se fuera
agotar
Al instante
Ingiriendo tu ultimo trago
Así fue la vida –de
un tal- Tista Querales. Después de caer fulminado como consecuencia de una
trombosis cerebral, en la esquina de la avenida 20 con 42, en el negocio de los
chinos. Donde solía comer gelatina con bastante caramelo en forma de almíbar, cuando regresaba de la Escuela,
la Pablo José Álvarez, en un costado del Parque Ayacucho. Me detenía allí
precisamente en ese sitio que era un bazar. “cuándo no estaba el “indio
curabien, ofreciendo su ungüento de culebra. Hoy en su lugar estaban otros
comediógrafos, con muñecos de ventrílocuos entre las piernas, vendiendo
afilados cuchillos para cortar papas y plátanos”. En esta misma esquina me tocó
presenciar el entierro de Rafelito Gómez – el cantante a dúo del grupo “los hermanos Gómez”. “ el ataúd
llevado en hombros por las meretrices del kilometro Uno , lo encabezaba la
Banda musical del estado Lara. Interpretando música venezolana y las canciones
que habían hecho famoso al dueto. Pablera. China Hereje, interpretadas cada
media hora, durante el largo recorrido, desde algún lugar de caja de agua, muy
cerca de la nueva cárcel de la trece.
Donde había purgado parte de la pena: “el negro Tista”. Mercedes L, vestida de
negro cerrado, iba inconsolable. Rafelito-era su otro yo- . Había hecho buenas
migas, con este noctívago. Como dueña del
burdel y gran madrina de las hembras mas codiciadas por la burguesía
barquisimetana de los periodos postgomecistas. No podía darse el lujo de sucumbir a las tentaciones –no de la
carne- sino del corazón – por esa razón todos la vimos llorando en público, a
“moco suelto” llevada en brazos, casi en parihuela como a la Divina Pastora ,
por las muchachas del puterio, que también lloraban, la gente murmuraban ,
cerrando ventanas y puertas su paso . A
todas las cuales se les escuchaba lamentos como este: porque tenía que ser de
esta manera, porque en la zona de tolerancia, le cayó es a desgracia, pues se
quedó sin trovador. Hermogenes no se despegaba del cajón mortuorio, junto con
los clientes más asiduos del Kilometro Uno, y las nobles putas, completaron el
trayecto hacia el cementerio de Bella Vista o la 42. Todas las semanas, como si
se tratara de un viejo rico, un elegante Oldmobile, atravesaba la avenida Simón
Rodríguez, volteaba en la carrera 22 y se metía al viejo camposanto de los
colerientos, recorriendo el sagrado recinto de extremo a extremo, para después
de varios minutos, el chofer del lujoso carro, se estacionaba, bajando para
acto seguido, abrir la puerta de atrás y salir del interior doña Mercedes L ,
descendía con dificultad con un ramo de flores naturales entre sus manos, para
ser depositadas en los floreros del imponente mausoleo, con su estatua de
mármol blanco. Era rafelito con flux de lacito, y ramillete de flores en el
bolsillo izquierdo del saco cruzado de ocho botones, apoyado en la guitarra
tatay, como bastón, sonreía y parecía dar las gracias. Al terminar de orar,
como todas las semanas, Mercedes L, vuelve a introducirse a la limoncina para
emprender el viaje inverso, como Eurídice de visita al infierno para visitar a
Apolo, lo hizo hasta el final de su existencia.
Maldito el que cree
Que venimos a este
mundo
A gozar una
eternidad
Que ingenuo
No sabe que el
destino
Nos puede jugar una
mala pasada
Al obligarnos a
regresar
Al seno de la
tierra.
La Victoria-Carora,
viernes 15 de diciembre de 2017
DEDICATORIA
A Orelis Ordaz
SÍNTESIS BIOGRÁFICA DEL AUTOR:
JUANDEMARO
QUERALES
Carora,
Edo. Lara, Venezuela. (1951). Profesor universitario.
Doctor en Literatura.. Académico. Autor de una nutrida obra, que abarca el
ensayo, el cuento, la novela y la poesía.
Querales
ha publicado: Estudio Bibliográfico de la Poesía Larense. Cartel de Citación,
Nueva Crítica del teatro venezolano (Coautor). Festejos. En Extinción. Blas
Perozo Naveda: La insularidad de una poesía. Chanita y la saga de los Colombo.
Cuaderno Caribe (poesía). Del Resentimiento Social al Estado Docente: Luis
Beltrán Prieto Figueroa. Canto de Cisne. Luis Beltrán Guerrero: Prosa y Poesía.
Prosa y Poesía en la Carora de fines de milenio. Ruleteo (novela). Los grandes
cambios del mundo exterior vistos a través del pizarrón de Uslar. Elegías a mi
madre judía (poesía). Lapidado (poemas). Fuera de Lote (cuentos). Curiosos
(Poesía) Memorias de La Loyola (poesía y prosa). Malagradecido (Novela).
En
la actualidad se desempeña como Presidente del Ateneo de Carora “Guillermo
Morón”. Coordinador General del Núcleo Interuniversitario Cecilio Zubillaga
Perera.
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