sábado, 16 de diciembre de 2017

MALAGRADECIDO

Inauguramos hoy esta Fiesta de la palabra con el lanzamiento de varias obras en digital, la primera de estas, la novela inédita del escritor caroreño Juandemaro Querales con el título de Malagradecido. En viaje por las zonas abisales de la memoria, el autor, usando como confesionario sus apuntes de cuatro lustros va imbricando la nostalgia por los ancestros idos, los recuerdos juveniles, la irrupción de la casta militarista en el poder y sus desatinos, y la inflorescencia de un nuevo amor. Recomendamos su lectura y comentarios.




MALAGRADECIDO
(Novela de Juandemaro Querales)

CAPITULO I


Cuando en las madrugadas repica el celular  comienza mi viaje por las zonas abisales de mi memoria.
Flor de Lis, Flor del Trabajo. Heterónimos que te asigné en este ejercicio de narración. El cual llevo veinte años intentando darle forma  a una novela. Novela río. Relato polifónico que busca reunir espacios que la memoria ha fijado y se niega a desecharlos en el sótano de los recuerdos. Mujer totémica que llegaste a mi lado en una coyuntura excelente. Viaje largo, lleno de experiencias y marcas existenciales con compañeras de viaje. En la aparente realidad de seres y personajes del cual se compone el universo cerrado, por tratarse de sociedades marcadas por el atraso y el rezago del espectro social, económico y político.
Corola cuya flor polemiza las plantas, donde las abejas extraen su alimento principal para elaborar la miel.
Flor que ilumina mis días  en momentos cataclismàticos. Mujer auroral que rompiste todas las amarras, atándote a los fuertes vientos que pusieron en jaque  a la falsa suavidad. Flor de Lis. Tesoro de arcabucero y señores de sables y banderolas. Articuladores bandos que juran lealtades a un Monarca lejano y al Papa, representante de Dios en la tierra. Heredera de una gran tradición femenina, en mis capas abisales de una mente proteica con el poder de la ubicuidad. Fidelina, Hilda, Jeronimita, mi abuela Benita. Modelo de vírgenes y santos que decoran las iglesias de mi pequeña urbe.
Flor de los siglos. No de un día. Como las flores de los pantanos del gran Dario.Evocaciòn enfermiza en noches prolongadas y ya lejanas. Tan solo un grillo de fondo musical. Me sale compararte con aquella doncella intocada, habitante de la vieja casa con poyo y celosía, en el Barrio Nuevo de comienzos del siglo XX. Parte fundamental de mi ciudad, habitada por campesinos, carpinteros, herreros, talabarteros, pequeño enjambre que apunta a un futuro desarrollo. Días en que no te aguantabas hermosa judía de súbitos excesos hormonales. Rompiendo con la palabra dada al futuro Cirujano de la avioneta. Tan recordado en mi aldea, porque los vuelos alrededor de los tejados, eran un aviso, una invitación a llevar a los que urgía operar de hernia, amígdalas  y vesícula, en una sociedad pre-industrial, bucólica. Flor de todos los días. Perfume que responde a mis sentidos puestos en las viejas casas del Barrio Nuevo, aledaño a la ruina del Arco de La Pastora. Jardín que cultivo y cuido en las largas conversaciones de media noche, cuando todo el mundo duerme, temiéndole al canto de la Lechuza y el vuelo de los pájaros negros.

Mayo de 2017
Continuación

Las tardes: a veces soleadas y otras con espesas nubes que amenazan con lluvias intermitentes. Avanzo lentamente desde mi vieja casa, la de los pájaros y las ceibas blancas, hacia la Loyola. Desde que me enamoré  perdidamente, ese es mi universo cerrado y vertical, encaramado en mi destartalada bicicleta, donde me mantengo pedaleando por toda la ciudad. Con Raphael David a cuestas, sigo un curso trazado con anterioridad: Mime, la Escuela, salida a las 5 pm. Guardería de Órelis en la Loyola, hasta las 5.30 a 8:30. De regreso a la casa paramos en la charcutería del gordo. Para cerrar la rutina con el niño durmiendo al no mas llegar Leo la Biblia: Romanos y Carta a los Corintios de Pablo. La travesía a veces se torna tortuosa por la resistencia del niño. Últimamente le han aflorado unos ataques de celos. En el pasado reciente se negaba a ir a clases de tareas dirigidas y hubo que suspender las sesiones en la guardería. Siempre en la destartalada bicicleta hago el recorrido diario, ya casi la pobre y mis piernas no me responden. Cosas de la edad. Pero ahí vamos. Mi viaje a Ítaca. El Mediterráneo de todos los días. Donde andará mi bruja Calipso que convierte a los compañeros de Ulises en puercos. Mi mas interior consiste en ir del Grupo escolar, pasar por la esquina de don Jesús Meléndez a hablar de libros y literatura, también sobre la situación del país, lo peligroso del momento y de ahí me voy a la casa a leer y escribir, Rutina que repito incansablemente hasta que todo acabe en cansancio o anomia.

Si las tesis del niño de separarme de mi novia, triunfan mis sueños se van traste. Terminare finalmente como el hermano brujo. Abandonado y reducido a una habitación de dos metros cuadrados rodeado de corotos viejos y rumiando y profiriendo groserías contra gente que no tienen nada que ver con su estado Estoy asido al amor de mi Flor de Lis que el destino decida que hacer con nosotros: mi mundo en bicicleta. Verdadera fenomenología del espíritu, donde he encauzado mi vida, en una realidad angosta y asfixiante, donde seleccione profundizar y completar mi proyecto de vida que engloba lo literario y
existencial..
  


MALAGRADECIDO  (Fragmento de novela)

Si recrear el pasado a través de la memoria  traidora, ya que deforma lo vivido o mejor acomoda el tiempo cronológico a una situación que no comprometa la imaginación dictadora. A veces se teme  más a las palabras que a la imaginación.
Recrear mi genealogía por la rama femenina, ha sido un entrenamiento  que me ha permitido llenar páginas y más páginas. En poesía y en prosa, hay textos memorables donde la soledad y la frustración de grandes figuras tutelares de la etnia, cuidan mi acelerada existencia. Siempre desde el Angulo que no se corrompa el instante  epocal.

Por que no mejor recrear el viaje de Jeronimita a la zona petrolera, la desaparición de su familia mediante los cantos de sirena de artistas de circo y tahúres, que enterraron en el lago y en la jungla de la manigua: al cojo Victoriano Mendoza y a mi tío Juan Agustín Querales, podrido por la sífilis en una montaña próxima a Río Paují.

También los parientes muertos de existencia efímera, por no haber realizado sus utopías, para lo cual nacieron. El niño adivino que se lo tragó una culebra de agua a la orilla del río. O el guerrillero mítico a quien le atribuían liderazgo para hacer posible una sociedad donde imperaría la dictadura del proletariado.

Duendes y espantos han poblado mi estrecho universo, compuesto de palabras, más allá del disloca miento de los sentidos.

Todo este imaginario se mantiene en el tintero y en la esquizofrenia de un escritor que lucha con las palabras y la página en blanco, que rumia su frustración, ya que no alcanza la anhelada narración larga, de manera de ser incluido en la tradición literaria venezolana.
LOS PASOS DE LA HISTORIA

Desde el año 1989 del siglo pasado, hemos vivido en una crisis permanente: el sacudón o caracazo, marcó un antes y un después de la historia reciente en nuestro país. Para algunos teóricos de las Ciencias Sociales, el “Chavismo” no es mas que el último gobierno Social-demócrata de la región. De actuación populista, apoyado en las fuerzas que antes sostenían el bipartidismo puntofijista de AD y COPEI.

En los días del Sacudón (febrero y marzo) fui testigo de los saqueos de la Avenida Sucre en Catia. Como la mayoría de los venezolanos, no comprendía la magnitud del conflicto que se avecinaba. La reacción de la población en algunas poblaciones, escudo que comprende desde el Puerto de la Guaira hasta Puerto Cabello inclusive, allí se concentra gran parte de la población de la región Central. En este hervidero humano las contradicciones fueron mayores, y bajaron los cerros, atentando contra comercios y dueños de pequeños negocios. Por lo que la participación de la fuerza publica fue exagerada, provocando cantidad de muertos y desaparecidos.

Estos hechos provocados por la aplicación de una receta aplicada por el FMI, configuran un cuadro alarmante, donde el antiguo tejido social, fue sustituido de un tirón, es la presencia del fin del modelo agotado del puntofijismo, que no da para mas. Unas elites que habían sido tomadas por sorpresa, responden con violencia a la perdida ostensible de privilegios. Al inicio reaccionaron de manera tímida, para después lanzar al Ejército y reconquistar los espacios donde el Estado había sido desalojado y sustituido por mafias y pandillas.       

La creación de una logia militar a fin de aglutinar a los oficiales y clases descontentos con  las políticas de Carlos Andrés Pérez. Conocida con sus siglas COMACATE fue el detonante que conllevó a la planificación de los golpes de estado de año 1992- Transformado el MVR-200 en una referencia política después de los golpes fallidos del 92, y su táctica de abandonar la línea abstencionista, galvanizaran el voto anti político para triunfar con marcada ventaja frente al candidato de las fuerzas tradicionales: Henrique Salas Romer.La llegada de Chávez Fría y su movimiento bolivariano ha servido para implantar un Sistema Político militarista autoritario, que se puede interpretar como una burla a lo que reza la Constitución de 1999. Modelo tiránico que ya va para 20 años.
El quiebre del modelo militarista autoritario se evidencia ahora con el aumento de la conflictivilidad, una inflación de cinco dígitos de 700 por ciento. Un pueblo con hambre y sin medicinas, economía raquítica que no da señales de recuperación alguna. Crisis política que ha entrabado el juego, donde las masas populares impulsadas por un gran escepticismo han ganado la calle, exigiendo elecciones limpias, que puedan impedir la socorrida explosión social, evitándose un baño de sangre.

De resultar triunfantes las nuevas fuerzas nacidas al calor de las luchas contra la dictadura chavista, los actores emergentes tendrán dentro de los retos a vencer, crear un nuevo consenso alrededor de políticas cardinales, como poner a funcionar el Aparato Productivo, restituyendo el nuevo Estado burgués, devolviendo la autonomía a los poderes, dinamizando la anterior vida partidaria o de Partidos Políticos, para de ese modo acabar definitivamente el régimen de satrapía copia de las antiguas tiranías prosovieticas en la llamada cortina de hierro del periodo de guerra fría.     



Cada vez que se asoman al portón, es como si se vieran, en un espejo cóncavo. Los tiempos y los personajes se suceden en caravana como en un tiovivo.

El “pajarito” mantenía un negocio de lo más surtido. Allí se vendían desde urnas hasta bisagras. De todo se conseguía en esa suerte de bazar árabe. Además de aquí vivía su propia familia. La funeraria y la ferretería habían crecido en la medida en esa parte de la ciudad se llenaba de tiendas y peatones que deambulaban durante el día sin rumbo fijo. A las cinco de la tarde las personas abandonaban las calles. Se ocultaban temprano. Los habitantes del pequeño pueblo no se arriesgaban a que los atracaran o mataran o en el peor de los casos el que lo dejara tullido

El centro de la ciudad se asemejaba a un cementerio durante las tardecitas. El negocio “Ferretería y Funeraria La Auxiliadora” había conocido tiempos mejores. Las urnas las fabricaban por aquí cerca, ahí mismito. Vicente “el conejo” un viejo carpintero no se cansaba a pesar de su edad matusalenica, de serruchar las maderas, clavar, engomar y demás yerbas luisas, para finalmente aforrarla de terciopelo negro y ponerla en exhibición.

El “pajarito” había enterrado a media ciudad. En el panteón de su propiedad descansan desde hace años, los restos de mi abuela Benita. Mi Papá se resistí a a creer que los huesos eran de la abuela. El como si nada seguía visitando la antigua tumba. Juraba que se mamá se había desdoblado.
Para Magaly y su hermana Gladys el mundo consiste en mirar desde esa atalaya a los transeúntes con curiosidad. Ellas intuyen que en un buen día tumben la casa, con los restos de la ferretería y el coche fúnebre a fin de dar paso a la ampliación de la calle Bolívar. Mientras tanto siguen solas, recreando los grandes momentos de la estirpe, como cuando trajeron los restos calcinados  de Maracaibo. Carlos Alberto Santeliz, el novato más destacado ese año  durante su paso por un equipo de USA en categoría triple A.

Carora, 1 de junio de 2007          




MALAGRADECIDO (Fragmento)

Que por qué ese señor sigue allí a los pies del Libertador- He dado ordenes de echarlo del Panteón Nacional- Don Simón esta rodeado de sus enemigos. Esto huele a una conspiración de Santander y Páez- El nuevo Comandante en jefe, la había emprendido contra la primera lanza del  mundo. No había acto y discursos en el patio de las Academias militares, donde este ser, no se dedicará a despotricar de uno de los padres de la patria. Después de Bolívar es el que más hizo por la libertad por la libertad de nuestra patria. Vencedor del Mariscal de Campo, Generalísimo de los Ejércitos de la Reina de España en América: don Pablo Morillo. El mismo que le dirigió una carta a la Reina española, diciéndole que le gustaría llevarle un Escuadrón de lanceros llaneros, para que tuviera el mundo a sus pies. Pero el líder que padeció una incontinencia verbal. Se le ocurre llamarlo traidor, peculado, dando ordenes a sus ayudantes, de sacar las cenizas del grande Centauro y lanzarlas al  Guaire.

“Qué bolas las de ese tipo. Todo ese escándalo para hacer la misa negra con los restos de don Simón Bolívar. Por indicación de los grandes Babalaos del Oriente cubano, le recomendaron a Hugo Chávez, que la exposición ia unos restos de una celebridad de la Historia Universal, pudiese llenar de vida al negro Hugo y curarle el Sarcoma numero 17. Este señor cree que yo soy cualquiera. Recibido con honores de jefe de Estado por Presidentes, Reyes y Reinas y dignatarios. Soy el único Centauro que el hombre ha conocido. Ni Homero autor del famoso poema La Ilíada. Barbarita Nieves ven a despertarme de este letargo  en que estoy sumido. Un individuo que se dice ser heredero de nuestras glorias, quiere reescribir la historia para señalar a Santander, a mi, a Flores, A Santa Cruz, como culpables del fracaso de la unidad continental. Mi espada hizo más para conservar la unidad del territorio, que los déspotas que me sucedieron en esa guerritas de roba gallinas y violadores de campesinas famélicas. El colmo del absurdo  de este señor es que para el la Historia de Venezuela, no es más nada que el periodo que va de 1810 a 1830.

Que demuestre que yo fui peculador, corrupto. Que emplee el poder para enriquecerme – Mis exilios y mis desempeños como vendedor de semillas de pasto y concertista de violoncelo  y Barítono  como cantante de Arias; actividades que hacia para poder comer. Si hubiese sacado los dineros públicos al exilio, no hubiera pasado tantas privaciones. Algo que le llamo la atención a Sarmiento  y estando en la Presidencia del Congreso Argentino, decreta una pensión  de General de la gran nación del sur, para paliar mi situación de miseria, durante mi estadía en la nación del plata.
Junio de 2017-





Solo la vi un momento. De frente. Casi detuve la bicicleta. En mi recorrido que hago todas las tardes hacia la Loyola. De Rosita no supe mas nada. Sabía de oídas que se había casado con un trabajador del campo. Yo, me fui a Mérida a estudiar Literatura. Ya que era mi autentica vocación. A los muchos años me dijeron que había enfermado, que no tuvo hijos. Se había separado del marido. Por razones de un viejo litigio familiar en torno a una herencia. La casa grande donde solía acompañarla por  las noches, después que salía del Instituto de Comercio de Carora. Le fue quitada una parte. Solo un cuarto con salida a la calle era tan solo su morada. Esa mujer cadavérica salía casualmente de allí ese laberinto de Creta. Mi impresión fue tal, que desde ese día no puedo conciliar ambas vertientes. Como la memoria puede aceptar la descomposición y el paso del tiempo, que para unos es anomia y entropía acelerada: y otros sencillamente retardan la vejez tanto física como intelectual.
Mientras Rosita es una anciana llena de achaques y artritis, yo voy en mi bicicleta destartalada a visitar a mi novia, habiendo transcurrido cuarenta años.

Memoria cruel y traidora que de solo evocar situaciones y personajes, empalidece uno de miedo. Que traicionera es la memoria. Todos mis amores y vida en común  con muchas de esas mujeres, quedaron en el foso profundo de una falsa historia, que no le interesa a nadie. Que nadie quiere oír y menos leer.

Rosita en sus años jóvenes era delicada y de modales finos, de una juventud plena. Pero nunca imagine compartir mi vida con ella. Quería ver que había en mi futuro, en la vieja Universidad de Mérida. Qué cosas le depararía el destino a un joven con el sarampión comunista. Que veía a la mujer como un objeto del deseo, prenda privilegiada por la mercancía capitalista. Era un misógino que no conseguía novia con ese catecismo materialista entre ceja y ceja.

Su rostro agrietado y cargado de arrugas, me obligó a pensar en la hermana de la señorita Aura, y ella misma sin ir tan lejos, directora del Kindergarten María Goreti. Maestra sin amores, sin hombres que la cortejaran. La hermana había decidido guardar fidelidad al novio, muerto en un accidente de transito, cuando se dirigía a su boda. Ella murió amortajada de velo y corona en urnita blanca. Pero a mi tía Hermelinda una novia celosa le dio a comer una torta con sangre  contaminada por el virus del karare, acto seguido padeció unas intensas fiebres, se desmancho y le arruinaron la vida, siendo la muchacha mas bella de Radio Barquisimeto en los años cuarenta. Y mi mamá no le guardó fidelidad al cirujano de la avioneta. Y Juan Páez Ávila, le impacto la entrega de una madama a Rafelito Gómez, inmortalizándolo con un busto de mármol blanco, copia del memorial de Lincoln

.

Rosita, tu no eres la dama parecida la Katrina de Posada, solo es mi imaginación traidora que se mueve en círculos, y vive recreando los tiempos, fundiendo en un espacio propicio, acorde con una realidad objetiva del siglo XVII.

Junio de 2017L



MALAGRADECIDO (fragmento de novela) Juandemaro Querales

Cide Hamme  Mi vida arranca a los siete años de edad. Los primeros años de mi infancia son tiempo perdido. Mi mente tiene un bloqueo que no me permite saber cómo fueron esos años que viví cubierto con un velo. Porque el secuestro? Porque el cautiverio? Solo recuerdo un cuarto oscuro y unas velas titilando en un altar incrustado en la pared del fondo. Cuando se murió Dolerita una de mis abuelas. Se rompió la sujeción. La prisión. El secuestro. No sabría como definirlo. Lo cierto es que casi morí de tuberculosis. Mi abuela me esperaba en los campos de la muerte. La veía a toda hora. Sobre el baúl. En el cuarto-prisión. Por las noches, mientras tosía y expulsaba sangre. Hasta que mi mamá habló con ella con ayuda de un médium, y dejó de molestarme, desapareciendo de su tumba en el viejo cementerio de la 42.

Cide Hamme. Recuerda a Edita la “ñereca”  de la señora Juana. Babeaba todo el tiempo, siempre con las muñecas de trapo y los suplementos que no prestaba nunca, por ningún motivo. En su mecedora de paleta, la ñereca dominaba aquel mundo. Casa de amplios pasillos y jardines sembrados de arboles de sombra. Flores. Mucha vegetación. 2 patios adicionales. Muchas viejas con dificultades para caminar y echarse en la cama. Casa de altas paredes de tapia. “Edita” poblaba nuestros sueños infantiles, aunque era egoísta. La preferíamos a ella más que a las viejas que habitaban la casa vegetal.

Cide Hamme: La enseñanza de primeras letras se las debo a la Señorita Aura y
su mamá la señora María. Su casa infinitesimal  en un recodo de la carrera 22 con calle 41, esquina con el bar “la mina” de la señora Asunción, la misma que vivía con el doble de Andrés Bello. Maestro de Comercio y Mecanografía en una Academia de su propiedad allá por la carrera 21 entre 40 y 41. El niño se asomaba entre los barrotes del espacioso salón, lleno de máquinas de escribir. El señor catedrático vivía o estaba arrejuntado  con la dueña del Botiquín y casa de cita. La señorita Aura, tenía fama de que enloquecía cada cierto tiempo. Los padres de los niños sabían cuando se le rodaban las tejas. Esto ocurría cuando se atragantaba de papel de cuaderno. Gritaba a los niños, pero nunca intento pegarles. Ya muy vieja la visite  en su casa de los colerientos. El aula estaba intacta, eso si, los pupitres estaban muy careados, comido por las polillas. Del juego de recibo de canasta solo unos muebles ruñidos, descuidados estaban en pie. Las altas paredes de la minúscula casa necesitaba urgentemente una buena mano de pintura.

Cide Hamme: Recuerda al Ángel de alas rosadas, que se adueñó del cuarto más grande, situado entre el comedor y el cuarto principal. Callejón incomodo, que dividía la casa, en un capricho de vericuetos. El ángel siempre ha estado ahí, todas las noches mi mamá lo recuerda en sus narraciones para antes de dormir. Siempre el mismo relato con escasos agregados. Solo la edad de hijos y nietos que por generaciones, han estado atentos al imaginario de aquella mujer, que se refugia en su memoria tormentosa,  de un periodo correspondiente a la entrada de la modernidad en la región comprende Carora y el gran Barquisimeto. Franjas de vida que este narrador se niega a recrear, porque le sobreviene una gran tristeza de saberse testigo inmediato de los cambios bruscos experimentados por esa comunidad urbana.

Julio de 2017   


El Míster Solo tenía aversión por los cadáveres. Nunca se había atrevido a verle la cara a un muerto. Hace muchísimos años osó ver el de su Papá: “Zamuro tuerto” desde esa época data su negativa. El mismo busca explicación “aludiendo a que le teme al óbito y no al alma”. Su mayor culillo es que el alma quede penando. Molestando a los vivos. Por la funeraria desfila mucha gente conocida. En especial gente ligada al periodismo. También escritores y cronistas parroquiales. Juan Perera, era ampliamente conocido. Mantenía unas secciones en El Caroreño donde la gente humilde, denunciaba el mal estado de las calles, la inseguridad, la especulación, También se hacía eco de los vicios de corrupción de destacados políticos con responsabilidad en el gobierno municipal. Míster Solo también había asistido al velorio de Toto Herrera. Con su muerte Carora se divide en un antes y un después en las primeras décadas del siglo XX.Debido a que Jesús Antonio fue un intelectual y periodista que dedicó su vida a la actividad académica a la poesía y el ensayo sobre el mundo de las ideas. En la pequeña urbe, por vivir en el siglo XVII, la historia esta detenida, el tiempo no transcurre se queda anclada en el mito. El capitalismo aun no llega. Las relaciones no son de producción. Todavía se rigen por el sistema de la separación en castas.

Mi vida ha estado rodeada de fantasmas. La vieja casa solariega de Barquisimeto. Se llenó de parientes fallecidos. Se quedaron penando. No quisieron irse al mundo del éter y el olvido.

Las habitaciones se fueron llenando de huéspedes zombis. La primera habitación vivía el ángel de las  alas rosadas de cartón. En la segunda pieza vivía Cecilia, la abuela de la que nadie habla. Cojeando de la pierna izquierda por el tiro de máuser recibido durante la última guerra del siglo XIX. En la pieza pegada al patio: la vieja “Dolorita”, responsable de mi secuestro. Cuarto oscuro. Solo una repisa con  el altarcito con santos y velas titilando.

Las lluvias habían llegado. Siempre se atrasaban. En el valle de los Carora . El agua caída del cielo, sorprendía a los inadvertidos peatones. Así de sopetón se desparramaba el palo de agua. Con rayos y centellas. Todo se inundaba y parecía que todo iba a desaparecer, entre las oscuras aguas. Para dejar de llover. Secándose las calles. Solo las paredes conservaban la humedad en los frisos.


Mi negativa a observar el cadáver. Evitaba que tuviera pesadillas con el óbito. Los últimos amigos fallecidos recientemente marcaron una línea divisoria en el mundo de las ideas, en la pequeña urbe. Juan Perera, fue un pensador, cuya ironía desarmaba al más osado polemista. Culto y actualizado, dado a la crónica suelta. Cualquier eventualidad que causara impacto en la opinión pública, llamaba la atención del periodista. Con Jesús Antonio, su despido del mundo de los mortales, significó un duro golpe, para las ideas y la poesía en la diminuta sociedad. En mi opinión el creador y ensayista trascenderá los muros de la ciudad y el tiempo cronológico. Allí en la pequeña sala funeraria estuvieron reunido, testigos mudos de un tiempo que se escapaba a los contemporáneos. Quienes miraban con curiosidad al Míster Solo y a Joseito Adán. Nunca imaginaron que los estaban radiografiando. Toto, estará vigente, cuando el tiempo implacable de cuenta del artista de la palabra.


Mi hermano Edgar
Un día amaneció
Silbando en la esquina
Llamando a la locura
Su compañera de viaje
Solo lo abandonó
Cuando le inyectaron formol.

Me costó tomar la decisión de encerrarte en el Hospital Psiquiátrico de Nirgua. Habías destruido los pocos muebles que tenía la casa de mi mamá en Pueblo Aparte. Perdiste para siempre la razón y la libertad de andar vagando por los lados de El Néctar, Aunque Andre Bretón en sus Manifiestos del Surrealismo, afirma que el lenguaje de los locos, también es discurso. Heredaste la enfermedad cara a nuestra etnia. La Guía, Geronimita, mi tío Miguel y mi Papá. Padecieron la locura. Todos ellos pasaron una temporada en el tigrito, cuarto-calabozo, sala capitular de una tribu, cuya memoria se ha perdido inexorable te. Sin que nadie se percate. Estigma con que viviremos hasta el final de los días. Vagando. Caminando en círculos. Tu locura me llevó a mi a ser abstemio, misántropo, alejado de las tentaciones terrenales, tan solo el moco cervical.

Cierra el ciclo
Hermano latente
Tu mal es el mío
Y de todo aquel que ose
Plantar la semilla en tierra fértil.

   Sábado 2 de diciembre de 2017.



EL COCHE FUNEBRE


Echar una ojeada, sin que ellas se den cuenta. Es casi imposible. Mi curiosidad me delata. Observar a las hermanas Santelis que se asoman a la calle. Desde la puerta de la vieja y solitaria casa de la Bolívar. Solo ellas habitan la casona, que en otros tiempos fue: funeraria, ferretería y estacionamiento del coche funerario. Que como pájaro de mal agüero, siempre estaba rodando por las calles céntricas y barrios de la pequeña urbe. A veces salía de los linderos del polvoriento poblado. “El niño y el tío, visitaban al padrino Ricardo “el pajarito “para los íntimos. Alto, de tez pálida. Hablaba y atendía el negocio. Nunca perdía el hilo de la conversación con el ahijado “Juan el zapatero”. Envolvía unas bisagras, una brocha y una lata de pintura en aceite. Cobraba y seguía hablando sobre temas domésticos. No se si alguna vez se intereso por la política nacional. Cuando lo visitábamos por las tardes calurosas. En esos días se acababa de reinstalar la democracia.


Ahora que me acuerdo: “el pajarito” simpatizaba con Rómulo Betancourt. Candidato de AD y aspiraba a derrotar al Vicealmirante Wolfang Larrazábal en las elecciones de 1958-


Las dos mujeres se turnaban durante el día para curiosear, desde la primera puerta de entrada. La más joven había perdido la belleza de sus años juveniles. La recuerdo en el cuarto año de Humanidades, en el Egidio Montesinos, en la clase de  latín que nos daba la profesora Daisy de Rosas, e Historia del Arte que nos la dictaba el doctor Paucho. Las compañeras de curso, que Vivian en la Bolívar y en la parte colonial, además de blanca, lucían bien arregladas, con adornos, correas y cintillos de buena calidad. La compañera del primer año de Humanidades, llevaba un vestido raido, sucio, no había diferencia  con la vestimenta de la hermana. Que pensaran las hermanas de los transeúntes?, quienes vienen del hospitalito, la prefectura y los tribunales. Tal vez de Traski. Muy atrás quedaron los clientes de la ferretería y los dolientes desesperados que contratan los servicios funerarios. Pasan al interior de la casona y en el viejo garaje, seleccionan la urna de madera o de lata, que tiene más aceptación. El coche fúnebre  también está incluido en las pompas luctuosas. Ricardo “el pajarito” les recuerda no olvidar contratar al único libre de la ciudad. El de “gaujerico”, para trasladar al viejo cementerio  los ancianos y a los histéricos.

                


Estas páginas ponen punto final, a un largo silencio impuesto  por casi veinte años: de no publicar nada. Después del extravío de mi primera novela en la gaveta de un escritorio de una anónima secretaria. Quien sin saberlo decidió con esa actitud influir en el curso de la vida del escritor.


Con la desaparición de esa extensa novelón: soñadores, poetas, aventureros, mujeres de toda laya; pasaron a engrosar las filas de la galería de ilustres desconocidos. Fantasmas de los viejos baúles y escaparates en la antigua casa solariega de Hilda Álvarez.


Juan de Castellanos, Hernando Domínguez Camargo, Rómulo Gallegos, Blas Perozo Naveda, las Hinojosa, la Chiquinquira   de Aregue y hasta el diablo de Carora, circulaban por sus páginas, hasta que un bendito día se me ocurrió mandar a digitalizar ese manuscrito. Esfuerzo que resulto vano y mas bien se enterró en los espacios abisales que integran la sima de esas grandes cavidades del Pacifico.


El hecho que hayan desaparecido del cielo de la literatura: Fidelina, Eustaquio, Edita y su inefable triciclo, Emilita Dago y el Míster Chile, el viejo, el cabezón y el Míster Solo. También: Hilda, el hermano guerrillero                                                                                                                                               -loco- el papá de mi mamá Hilda, no hizo mella en mi animo. Sentí una gran alegría, por la razón siguiente, ya que esa galería quedó atrapada en el fondo del tintero. A la espera de un segundo tiempo donde respirarían más literatura.

Cubagua, El Tocuyo, Carora, Bogotá, Constituyeron los antiguos mito-espacios de mis relatos: carabelas, aviones, autobuses, bicicletas elevadas; fueron algunos de mis vehículos predilectos. Desde  donde se esparció la buena prosa para contar: Mercedes la del kilometro Uno; Jiménez de Quezada; la trapecista del circo Razzore; la hermana de la señorita Aura, muerta de amor. Enclaustrada en su cuarto, del barrio los coleríentos del viejo Barquisimeto.

Después de internalizar la perdida del primer manuscrito, pase veinte años sin querer borronear cuartillas, un dolor se había instalado en mi alma. Siendo infructuoso escribir una línea, sobre temas tan íntimos, que me atormentan desde que tengo uso de pluma. Un día cuando el otoño toque a mi vida, una necesidad imperiosa por contar, me abrumaría. Liberando de manera afiebrada un cumulo de historias, que son como punzadas que llegan muy hondo, puesto que me estoy descarnando, en la medida que revelo mis mas íntimos secretos.

                                                          
Cuando no exista mi memoria –perdurara a través de la escritura. Pasaré desapercibido durante un buen tiempo para después resurgir diáfanamente. La palabra como evidencia testimonial de mi paso por la existencia cronológica. Legado teórico el cual se encargará  de ganar el juicio de la historia. Tribunal a donde seguro concurriré para rendir cuenta de mis magros actos.


Cuando no exista – es posible que el planeta se haya extinguido-. Colonias de humanos poblaran Marte y Titán la 36 luna de Saturno. El homo sapiens preservara la especie. Gracias a la clonación y a la frontera que abrió la genética durante los años finales del siglo XX.


El legado documental que deje a mi paso por este Valle de lágrimas se perderá irremediablemente, ya que fue almacenado  mayormente en papel. Sobreviran  los que vacié en los chips informáticos.

Este relato surgió por la necesidad de conservación de la memoria, con el fin de contener mis vastos mundos, que atesoro en mi imaginación que ocupa cada hora de mi vida gris.
La palabra y el gesto son las armas que empleo para sentirme a gusto en una vida fútil, de escaso interés para un creador, que mira más allá de su nariz.


Cuando cesen los escarceos y pequeñas batallas en que se enfrentan los sujetos. Cuestiones nimias que ocupan los cerebros de unos cerdos, que les colonizaron la mente adquiriéndoles la lealtad. Hormiguero  que se caracteriza por ejercer la mendicidad. Cínico atributo exigido para vivir en el paraíso chato en que transformaron mi país.
Todas las riquezas que nos ha prodigado la naturaleza, son insuficientes por el grado de despilfarro, con que se ha actuado. Riqueza que han esfumado –una y otra vez-, escapándose la posibilidad de alcanzar el desarrollo pleno.




El hombre que he sido necesitó un sinnúmero  de cuartillas para expresar a través del verbo, un mundo interior que me atenazaba, desde hacía tiempo. Por eso recurrí a la literatura para inventar un reino mítico en que guarecerme .

Cuando se agote la imaginación –estaré marcando la milla-  en concepto del brujo Oscar Querales, y con ello preparando el viaje definitivo. Palpito de muerte: donde debo de rendir cuentas a la ingrata vida. Aquí en estas líneas  están contenidas como un mapa caminero, mis diversas experiencias de mi aventura vital. Aciertos, frustraciones, galería de personajes y acciones a medio camino- de todo como en botica- reúne este diario de viajes. Especie de bitácora de un navegante insomne, por este mar Mediterráneo, donde de vaina no me he ahogado en sus procelosas aguas.


Este libro es un espejo cóncavo donde se relataron muchos de mascaras y escenas, que libre o deje de librar. No posee orden ni concierto. Solo un deseo enfermizo por rellenar cuartillas en tardes y noches. Teniendo en común el calor seco que oscila al ocultarse el sol y la noche. Aquí en La Victoria en el Valle de Aragua. La palabra y la vida, tienen algo que los emparenta: es el sujeto que decide apuntar la aventura de la pasantía por la vida. Valiéndose de la estructura literaria como Ars narrativa. .Ya que mi mundo interior y sus trampas, emplea el referido recurso para liberar lo que esta almacenado en el inconsciente. Memoria del subsuelo con el fin de erigirme en único jefe de la tribu.. Gramáticas que buscan perpetuar la memoria, y así impedir sea olvidado los fantasmas y personajes, que a uno le toco lidiar-
Así, en esta desigual lucha evitar ser olvidado entre montañas de papel, donde se lleva el control de la manada. O terminar en la caratula de un texto que nadie lee y las polillas devoraran con el tiempo. Esta narración solo reclama del aburrido lector, su concurso para que al hacer la reescritura, convierta en mito  para refugiarse de lo estéril de la realidad objetiva, el cúmulo de situaciones pesarosas y desdibujadas. Homologación de dos realidades paradigmáticas reclamadas por el autor y al lector, como proceso dialectico de toda escritura.

   


El niño se fija en todo. En los bosques aromáticos. En las aves de colores. En los panales  de abejas. En los abejorros –que nosotros- llamamos pegones.


El niño pasaba gran parte del día tirado en una fría cama. A veces lo cambiaba a un feo chinchorro. Pensaba como era el mundo allá afuera. En los otros niños. Los gritos de muchachos que jugaban llegaban hasta sus oídos. Pensaba en sus adentros que el mundo era inhumano, injusto. Porque mientras el estaba postrado en un cuarto oscuro, hediondo a humedad, con bichos en todos los rincones. Otros niños de su misma edad jugaban a las escondidas y brincaban el avión hasta más no poder.


El bosque fragante –era hermoso- con caminos de tierra roja, floja, que se levantaba cuando no la aplanaban con el paso de los carros. Nunca me atreví a matar ninguno de los pájaros, que miraban nerviosos sobre nuestras cabezas. Guindados en la copa de los robles. Otros rapazuelos armados de fondas, los mataban de una certera pedrada.


A  lo lejos se divisaban las aguas azuladas del pozo. La barranca roja dominaba todo el recodo de la quebrada. La quebrada rebozaba de agua, por las intensas lluvias que caían a fines de año. Apenas llegamos, cuando nos lanzamos  sin quitarnos la ropa. Hundiéndonos en sus aguas frescas. Tocamos el fondo, para nuestra osadía, subíamos las manos, con un puñado de arena del lecho.

Nuestros gritos se confundían  con el canto de las chicharras, los cantos de los pájaros, el roce de las ramas, de los altos robles, el croar de los sapos y las ranas, anunciando la llegada de la noche. El batir del viento envolvía la intensidad de la vida en el bosque.   


ESCENA I


El río de color marrón amenaza con saltar el dique que contienen las aguas del Morere. Este dique fue construido para evitar que el río gredoso, inunde al pueblo y lo borre del mapa. Cuando los ingenieros constructores realizaban la obra, nunca pensaron en la gente humilde, si no en los blancos de los alrededores de la plaza Bolívar. Por eso las casas de los negros, como la de Tista Querales y William Farina, quedaron sin defensa. Al venir las lluvias y con el las crecidas del río. Ya se podrán imaginar  cual fue el destino, de ambas familias, en el barrio nuevo de los piel cobriza-


NEGRO TISTA

Voy a tomar venganza con mis propias manos, Según don Chío Zubillaga Perera: el explotador debe de pagar por sus crímenes. Nada de tribunales y policías. Total los cara colora de la plaza, controlan todos los resortes del Estado y saldrán indemnes.

TINO EL COMPOSITOR

Mira negro del carajo. Ahora mismo te voy a denunciar con el bachiller don Tálalo Yèpez, para que termines tus días de vida en las Tres Torres de Barquisimeto.

NEGRO TISTA

Eso es lo que saben hacer, los “blanqueaos” de Carora. Delatar. Traicionar. Son los que don Chío llama: ·negro que llega a la categoría de lente”.

TINO ELCOMPOSITOR

Mi fama de músico me la dieron los “paperuos” de la plaza. Yo no tengo que agradecerle a ningún rabo negro nada. Acto seguido se dirige al comandante de policía. (donde lo recibe el jefe denominado “el quinchoncho”, en ausencia de don tálalo Yèpez).

EL NEGRO TISTA

Acompañado por su amigo: Farina, introducen unos tacos de dinamita a la pared del dique. ( el agua caracolea, salpicándoles la cara) Con esto me cobraré –lo que me hicieron estos desgraciados- al ahogar a mi familia.


FARINA EL ACOMPAÑANTE
Nuestras familias, querrás decir. Pasándose la mano por la frente para enjugarse el sudor.

 A lo lejos se oyen gritos y voces de reclamo. También el ruido de motores. Sorprendidos al querer encender la mecha. Los policías los encañonaron. Procediendo a amarrarlos de espalda con espalda, con una gruesa cuerda de guidar chinchorro.


COMANDANTE QUINCHONCHO

Que vaina contigo negro Tista. Ese es el comunismo que te ha metido don Chío Zubillaga. Pagaras caro tu osadía de querer ahogar la ciudad.


EL MANDAMAS

Ya hable con el gobernador del Estado. Y el ministro Vallenilla Lanz. Y pedí el mayor número de años en la cárcel para estos criminales.

Cuando Tino Carrasco el compositor fue a delatarlos con el prefecto y el jefe de policía. Los blancos de la plaza oían misa. Con el escándalo que se armo, todos como impulsados por un resorte abandonaron la vieja iglesia de San Juan. Se fueron en cambote, para el pajòn. Por lo que los blancos de la plaza, lucían trajes de seda las mujeres, velos, sombrillas y las caras veteadas de polvos. Los hombres están enfundados en sacos gruesos. Mezclando el copioso sudor con colonia Jean Marie Ferina.


MANDAMAS

Mañana viene una comisión en un avioncito militar, enviado por el Presidente López Contreras, para trasladar a los peligrosos reos a la cárcel de las Tres Torres.


ESCENA II

Un ruido ensordecedor se coló entre los cerros y el silencio del cardonal, describiendo eses en el cielo. Volando a escasa altura, como buscando un terreno abandonado para aterrizar. Finalmente se posa en el suelo de la playa en La Guzmana, a las faldas del Cerrito de la Cruz
(unos hombres disfrazados de mosquito, con lentes de soldador  y casco de caucho . Emergen como visiones al disiparse la tormenta de tierra, Remolino que provocaron las hélices del pequeño aparato de aviación. 

COMANDANTE QUINCHONCHO

Estos son los presos. No deben de quitarles las cadenas que les atan manos y pies. Ya que son de una gran peligrosidad.

PILOTO Y COPILOTO

Primero nos  bebemos unas cuantas Heineken, para disipar el diabólico calor. Manténgalos vigilados por un rato
(Habiéndose separado a los curiosos a peinillazos limpio. Los policías logran despejar la improvisada pista, para que despegue el avioncito de alas de lona. Después de dos intentos fallidos, el aparato coge vuelo, ganando altura, describiendo un amplio círculo, para finalmente dirigirse hacia las montañas de Atarigua, con los dos presos a ser entregados a los carceleros de Honorio Sigala. 



A veces soy el Dragón chino y me pongo la mascara de lona, me envuelvo en una bata de seda, que contrasta con lo rudo del personaje: botas altas cerradas con guaral. Cuando voy a Barquisimeto, que son todos los jueves, llego en Autobuses LASA, para alojarnos en el Hotel Brisas de Lara. Allá por la 19 entre 36 y 37. En este antro pernoctamos todos los gladiadores de la troupe: el tigrito del ring, Dar Búfalo, míster Chile, el hombre montaña, el chiclayano, el doctor Nelson, la momia azteca y el Santo. Mientras esperamos por las peleas de los jueves por la noche, a las 7 pm, en el viejo estadio de la 37. Matamos el tiempo sentados en el recibo del hotel, es un amplio salón con mas de dos juegos de muebles. Las ventanas que dan a la calle , están cubiertas de vidrios, sobre su superficie hay unos letreros  que dicen: Hotel, brisas de Lara. Restaurant-Bar.
Mientras no estamos en las piezas permanecemos allí. Vestidos de luchadores, con mascaras, trajes de baño, con licras adheridas al cuerpo. Con el calor que hacía, ni las moscas nos sacaban del refrescante salón. Los curiosos y transeúntes se daban su cuenta de vez en cuanto, para observarnos, unos pegados al vidrio del frente. Sin quitarnos la mirada, como si fuéramos bestias de circo. Otros preferían abordarnos en los muebles de plástico, de colores chillones, para pedirnos, les firmáramos un autógrafo, sobre unas barajitas con las caras nuestras, cortesía de LAVO_MAT.
-¿Qué donde guardo el mentol chino?

Dijo un nervioso hincha. Señalando con su mirada el bolsillo de la bata de seda,
 A veces lo oculta entre sus ropas. La dragona y el dragoncito, alcanzan a decirse –con fastidio- mientras alargaba la barajita con el mensaje escrito: “Con amistad: el Dragón. .


Cuando perdí la mascara, porque era una pelea donde se ponía en juego  quitarse la careta. Era la pelea más esperada –a media noche- con lleno total en el Palacio de los deportes en la avenida San Martín. El público por supuesto iba al tigrito del ring. Cosa normal en la hinchada, que se moría por los técnicos. El Dragón por supuesto recibía todo el desprecio del público. Además era el más odiado en la historia de esta actividad. “la gente desde las gradas me profería todo tipo de groserías. Acompañadas con huevos y tomates que caían como proyectiles en mi humanidad. Con los puños en alto me sentenciaban a muerte.”. La pelea había que extenderla al máximo, ya que era la esencia del negocio. Adrenalina y adrenalina, total el publico tenía que quedar seco de violencia. Vaciar sus frustraciones. Con trampas, mentol chino, mordiscos y jurungad era de ojos. Toda esa artillería lanzada contra el tigrito. En un momento estelar de la pelea, el técnico con una patada voladora saca al feroz Dragón del ring y va a dar al público de la primera hilera de sillas. El rudo desmayado de la tangana, no supo cuando le contaron los minutos reglamentarios y determinaron que el técnico era el ganador.
·          

Colocados en una esquina del cuadrilátero, el réferi y un jurado proceden a quitarle el antifaz al odiado chino. Cuando desbarataban las ligaduras de la máscara ante el silencio del público. Faltando algunos orificios de la gruesa careta. El referí de un tirón, me desprende la máscara, como si me fuese a decapitar. Se produjo una conmoción. El público , el referí y el jurado sin aliento, casi sin respirar, observaron que en vez de un rostro de facciones asiáticas, lo que vieron fue un  yeso cubriendo el rostro del derrotado Dragòn.Lo que vino después, puede compararse con un gran sismo, que con su inmensa fuerza, echara por tierra: muros, arboles, ladrillos, tendidos eléctricos y animales.


En un lugar apartado del camino, un jinete baja de su caballo aceitunado. Procede a quitarle la silla y lo deja sin bridas, para que paste libremente. Busca un lugar privilegiado donde pueda mirar el horizonte. Enciende una hoguera y se lleva a la boca una porción de carne seca. Bebe aguardiente de una botella que siempre lo acompaña, Extiende una cobija que siempre lleva amarrada a la silla del rocín. El sueño lo  vence fácilmente, arriba el cielo lucía lleno de estrellas. A un lado las aguas del río, corrían tranquilas en la espesura del monte. Por hoy había suspendido la búsqueda de Fidelina. Mañana será otro día. Amanecerá y veremos.

 El doctor Paucho me escrutaba con la mirada perdida. A esta hora de la tarde el médico partero estaba borracho. Su vicio lo llevaba a vaciar una caja de tercio Polar. En este estado de hibernación pasaba los días en el viejo caserón. Cuando no bebía en exceso, las viejas visiones no acudían a su mente enfermiza. “el Cuartel General del Ejercito Libertador, con Bolívar a la cabeza, se había establecido en la ciudad. Durante la Campaña Admirable en 1813. El inquieto general libertador, dictaba instrucciones como loco, además de redactar Proclamas y responder cartas, para los cuatro puntos cardinales. El edecán interrumpe al nervioso personaje. Calladito O’Leary le susurra al oído la voluntad de los dueños de la casa. Para ofrecer un banquete esa noche a los notables de la pequeña aldea. El peripatético personaje opina que esta de acuerdo. Legada la noche el general, oficiales y tropa se sientan a la mesa para degustar ricos platos de la culinaria criolla. Se llevan a sus bocas finos bocadillo y   vinos provenientes de Europa. Guardados celosamente a pesar de la destrucción por causa de la guerra.

El general Bolívar, come opíparamente, y ahora sorbe pequeños tragos de un Oporto. Ahora posa sus ojos en los hombros de una mujer linajuda, apetecible, luciendo un llamativo escote de ricos encajes. La intención de aquel hombre pequeño era danzar toda la noche, en la casa del Balcón. En el amplio salón ya estaban los músicos de la iglesia principal, por los momentos suenan valses, minuit. Terminada la cena. El general de aspecto pequeño, apenas hubo terminado de comer. Cuando sintió malestar estomacal. Estuvo toda la noche evacuando en los patios. La guardia de honor hizo prisionera a las hermanas del general Pedro León Torres.

Un portazo, nos indica desde el zaguán, que el general se cansó de obrar se retira al aposento, quedando dormido rápidamente. El doctor Paucho, termina con la lectura del cuento de Páez Ávila. La fiesta termino con una admonición del estado mayor del ejército Libertador. La bulla desaparece, no hay voces en la vieja mansión. Antes del amanecer las herraduras de los caballos despiertan al pueblo. Cuando Bolívar y su tropa siguen hacia el río Tachira,ahì mismito comenzó a escribirse la gloria de aquel obstinado hombre, que atravesó la Cordillera andina para libertar medio mundo.

Diciembre de 2017                                                                                                                                                          

VELADO
Cuando Fidelina se tomó  la foto, acompañada de Eustaquio, no pensó jamás  que había cambiado la historia de la tribu en dos partes: un antes y un después. El origen sefardí de Fidelina, no fue obstáculo  para que Eustaquio, haciendo mofa de las barreras culturales: ofreció a pagar por ella, el día que fue a pedir su mano y expresar su deseo de casarse ante su padre don Antonio Lameda. Cecilia y la diáspora completa, perteneciente a una de las 12 tribus de Israel, les pareció un contrasentido. Que la quisieran comprar como esclava sexual, después de 1854. Lo que no impidió, que igualito, se le metiera entre las dos piernas y le comiera ese himen. Sembrándole esa noche lujuriosa: una niña en sus entrañas.
Al no mas pronunciar esta oferta la tribu de David, le había respondido a Eustaquio con un rotundo no. Con burlas y descalificaciones acompañaron la osadía del abstemio de Barrio Nuevo. Ya veremos. Se le escucho decir entre dientes. Todavía con el sombrero Panamá entre sus dedos. Parándose instantáneamente del incomodo mueble de paleta y se dirige al anteportòn, raudo y veloz. Dando trancos largos, traspone la puerta principal. Perdiéndose entre la calle soleada  y a esa hora abandonada. Tal y como lo había vaticinado , Fidelina, lo esperaba  desde hacía largo rato en la amplia habitación, escasamente iluminada y con un concierto de grillos, como música de fondo.

Ahí el padrote semental la estrechó entre sus brazos y la copulo. Sin resistencia, en silencio, solo interrumpido por un largo jadeo. Pasaron los nueve meses en su retiro monacal, completado con el alumbramiento. Un lloriqueo de la criatura, sirve como detonante, para romper el sortilegio. De aquella cautiva que vuelve en si. Recuperada la memoria  y atolondrado por el dilatado encierro. Lo único que le indica su instinto es la huida. Poner un río de por medio. Allí, en ese laberinto borroso, subyace como fondo cenagoso, el origen oculto de la fundación de la estirpe.

Todas las viejas que desfilaron por ese largo túnel de la existencia de Hilda “la sin madre”. No se equiparan con la madre ausente. Mas bien ahondan la censurable carencia.

Para Eustaquio significó el principio del fin de su reinado. Cayendo en el abismo indetenible  a través de viajes eternos por la geografía nacional, con los escasos adelantos de la época y lo tortuoso de los caminos; lo prolongado de los márgenes de tiempo. Lo mantuvieron alejado de los espacios de la media luna, con lo que sus bienes empezaron a mermar  a agotarse rápidamente, hasta quedar en la ruina. Decidirse a regresar, como producto de lo infructuoso de la empresa de dar con la hembra, de rasgos semíticos, aceptando la derrota que consistió en haber empleado dos lustros de su larga existencia, para volver a entrar en contacto con aquella resbalosa mujer..

Dolores, Cecilia, Ruperta, dios Jano. Triple camino de una existencia que se resume en una experiencia vital, marcada por la monotonía y lo grisáceo en un cruce de caminos. Donde las ventiscas y las lluvias permanentes, se dan durante siglos. Vida fastidiosa regida por el reloj de sol de la plaza de San Jacinto. Solo polvo al término del viaje homérico quedará como testimonio por haber involucrado al diablo en mis exigencias testiculares. Para cuando Dolorita desapareció del viejo cementerio de Barquisimeto en la 42; Cecilia lo hizo por expresa voluntad de sus descendientes, que mas nunca quisimos recrearte. Evocándote en esta tarde en el patio de la vieja casa de mi papá en la Carora de mis otoños, meciéndote en el chinchorro, mostrando la herida de bala en la pierna derecha, como muestra de su participación en las guerras machistas del siglo XIX. No quisimos saber más nada de tì, es un cerrojo puesto a la memoria, ni de Pedro Felipe de tu estirpe con converso. Trampa de escribidor para solidarizarme con el protopadre, que aun anda vagando en mis mitos seculares. Tu hija desahuciada, guindando siempre de un hilo, porque hay piezas del rompe cabezas que faltan, hay meandros que se fugaron .

Quiero repetir de manera masoquista, esta circularidad de la existencia.. De todos los ejes narrativos que destruiste  a lo largo de tu empecinada vida errática. De esa historia cercana de malquerencias y reproches encapsuladas en un halo de misterio de judía errante, Solo te contengo en una vieja foto mal revelada, para que continúes con la eterna danza de la culpabilidad y el nieto escritor se dedica a matar el tiempo mítico evocándote en la habitación ocupo mi padre al final de su vida.


Diciembre de 2017
                                                                                                                                                                                                               


VELADO EN LA BENEFICA

Se acostó extenuado –había copulado durante horas- era el ritual de aquel semental, jeque árabe, poseedor de un serrallo en el barrio nuevo colonial.

Como en un extraño ritual, se colocaba en un punto imaginario de la manzana que ocupa en el vecindario, aledaño al garito que regentaba. El falo al ponerse erecto, señalaba en dirección a las doncellas . En el punto cardinal indicado segregaba lubricante. Su rol de páter familia le impedía mantener una relación fija con una sola mujer. Prefería repartirse entre múltiples piernas, vaginas, nalgas y manos suaves. En las noches cálidas de los interminables veranos. Jadeaba, jadeaba, jadeaba y jadeaba. Un disciplinado mecanismo, le recogía el falo, se lo estrujaba, tapónele la hinchazón el interior de tela gol medal, abotonándose el pantalón, ajustándose la correa de piel, y se iba a la casa principal de la colmena. Hasta recibir allí el clarear del día. Rodeado con el par de viejas, que se habían tomado la tarea en serio de cuidarlo y servirle, mientras  estuviste en la faz de la tierra.


Las muertes eran cosa común en la pequeña urbe. Entre la maleza, el lecho pedregoso de la quebrada y las ruinas del templo de la plaza Torres: hacían las veces de osario común. Para el colectivo solo se trataba de riñas entre labriegos, vagos y rapazuelos….”Otra sería la realidad, son muertos de otro, crímenes por encargo. Tómbolas, vendettas para vengar el impulso retaliativo de algunas de las familias –dueñas de las casas de allá abajo- de la orilla del río. Viviendas de paredes  altas, con profusión de ventanas, separadas por celosía, pobladas por muchos ojos, que son los sentidos de la inhóspita ciudad. Una violación, un adulterio, una deuda en dinero, un robo de ganado, cualquier motivo era excusa para que actuara, el grupo de exterminio    “la mano de mandinga”. Los muertos o lo que quedaba de ellos, yacían entre las patas y feas plumas de los zamuros. Las vísceras entre sus picos, son señales de mal augurio.


Me desperezo entre la red de cabuyas, ganado por una extraña voluntad. Me orino sobre las plantas, todavía con los pies acalambrados. Que se resientan al no mas sentir el frío de los ladrillos de Alemán, empegostados de escupitajos de chimo, que mastican las viejas incansablemente.                                                 
Sortea las manchas negras, las sillas de cardón, donde reposa el liqui-liqui blanco, la franela olorosa a mierda y a Jean Marie Fariña. El reloj  y la leontina, la colt 45 empavonada  en la cacha, como la que mató a Gaitán un 9 de abril de 1948 a las 1 pm en la calle séptima de Bogotá.


Atarantado todavía –por fin llega- al rincón oeste de la pieza, donde tiene la toilette, echa mano a la jofaina, y derrama la ponchera de peltre, y hunde su cara de pájaro de mal agüero. El contacto con el agua fría, le devuelve la noción de mundo y de la vida. Dándose palmadas y pasándose una larga navaja de afeitar. Se prepara para vestirse, fija la mirada sobre el baúl de suela, con las iníciales E y A; lo abre enseguida, mueve las mudas de ropa, almidonadas y dobladas delicadamente por mano femenina. Planchadas al carbón. Selecciona sin mucho esfuerzo un traje de color negro.

Cuando sale a la calle, después de tan largo trámite: el sol está implacable, siente que se le derrite la espalda, cogote y cabeza. La gente a su paso: murmura; las viejas lo observan desde sus cómodos poyos; el consenso general de los que repararon en su vestimenta, era que durante la noche, habían asesinado a alguien y que había –como es costumbre- registrar palmo a palmo los montes aledaños y el quebradon.


Diciembre de 2017




Ese niño que mira con ojos inquietos a la tía Geronimita-que cuenta por enésima vez: - el relato de  la niña que un día consiguió una mina de oro, por los alrededores de la cueva de Chirico.

La tía Geronimita  –la de las locuras- los fines de año. La de los gritos erotizados: pidiendo un macho cabrío que la poseyera. La última india Ajagua de estos contornos.

La miseria de una familia se acabó, el día en que una niña extraviada en el frondoso y perfumado bosque. Dio con una hada, y esa hada se le puso a la orden. Y la niña dejando la timidez, le pidió una mina de oro. Y el hada le concedió el deseo, conduciéndola hasta la gruta de una cueva  y en su interior dio con granos de oro.

Para pesarlo y ponerlo a la venta, la mamá inquiere a la niña más grande, a que vaya a la aldea mas cercana, y le diga a la tía, dueña de la posada “El morrocoy Azul”, que le prestara la balanza.

Después de haber pesado las onzas de oro, procedieron a venderlo, y con el dinero encima, visitaron a la comadre, para entregarle la balanza que días antes le había prestado.


A los días la comadre “Talita”, manipulando la balanza, observa: que en los platillos hay polvo de oro. Extrañada por el hallazgo, decide hacerle una visita a su pobrecita comadre.


Al llegar a la humilde casa, y después de tocar la puerta con insistencia, se convence de que no hay nadie en su interior.


Lo que no sabía “la comadre Talita”, era que carnal se había marchado bien lejos, con sus hijas – a un lugar exótico-  a la búsqueda de atractivos mancebos para sus hijas. En su nueva vida de mujeres dotadas de una buena dote.

Diciembre de 2017
 

Un niño enfermizo
Una tía que enloquece con frecuencia
Pueblan las fantasías
Del inquieto habitante
De casas chatas y dispersas
Pobladas de humo de leñas
Extraídas de los montes cercanos
Que traían unos campesinos
En recuas de mulas

La tía se hundía en la locura
Cuando llegaba el frio de diciembre
Mi madre cuidaba de la loca
No sin antes maldecir de su suerte.

Mal de familia
Que pasa genéticamente
De una generación a  otra.                                                                                                                                           

Mi primera juventud
Estuvo rodeada de temores
A enloquecer
Y mendigar sin rumbo fijo.
De mi soleado pueblo.                                                                                                              

El niño con sus temores
Le toca en suerte compartir sus primeros años
Con viejas achacosas
Sobrevivientes de las crecidas del rio
Alzamientos de montoneras
Y su abuelo que era un semental 
Mi abuela judía
No encaja en mi angosta
existencia de los primeros siete años
                                                                                                                    

Anduve por ahí
Con mi genealogía a cuestas
Refugiándome en una madre
Evasiva y brusca
Áspera como una lija
Acostumbrándome a relacionar
Dureza con afecto


La madre áspera yace en un poso
De agua
A  la espera de la luz  que refracta el hijo-



Cuando bajaron los cerros
Lo que sentí no fue miedo
Si no frustración
Mis prácticas para organizar a las masas
No las puse en práctica
Por lo que la rebeldía terminó
En anarquía
Y cambio de táctica de los eternos dueños del poder
Político y económico

Hube de pontificar
Durante años las bondades
Del Aparato Escolar

Quería que mi arrechera
Sirviera de modelo a copiar
Y barrera toda esta sociedad aparente
Para triturar a los amos

Aquel rio que se salió de cauce
Arrastro las heces de una sociedad
Que se derrumbó hace muchísimo

Ríos salvadores del pecado
Vengan más a menudo
Pila de aguas bautismales
Recuperen sus antiguos cauces 
No importa que en su recorrido
Se llevan el género humano


Diciembre de 2017




La sociedad venezolana esta en plena transición, por lo que alguien con arrebatos de despotismo –dio en el clavo-, consiguiendo el favor de las masas. Molestas desde hace tiempo, por las continuas ofensas y traiciones de la clase gobernante. Desde que hizo su aparición en el año de 1958. Cuando se derrumba la última dictadura militar.


Para este encantador de serpientes (Hugo Chávez), su función al frente del poder político en Venezuela, no fue para hacer un mero asunto, el cual es poner término a las profundas deformaciones del Sistema Democrático que heredó de los gobiernos del siglo XX, Acción Democrática y COPEY. Más bien terminó instalando un régimen autoritario y militarista. Sus carencias intelectuales se expresan en la manera, como aquel sujeto le impone a aquella sociedad, sus sueños y deseos fallidos. Banalidad y anacronismo que terminan con derrumbar un Estado-Nación que había obtenido logros en varios ordenes, llegando a ser la cuarta economía de la región. Después de diez años de dictadura, la sociedad que una vez se ilusiono con la predica de aquel predicador de fantasías. Deja un triste saldo de ruina y pobreza. Como si la hubiese devastado un huracán tropical de esos que todos los años barren con su furia, las naciones del Caribe insular..   

Los lenguajes son un riesgo, cuando los códigos que se manejan, apuntan directo a denunciar  un estado de cosas, que ha sido alimentado gracias a una gran maquinaria tecnológica, la cual inventa una ilusión. Lugar de nunca jamás, donde un falso Pinocho, con la nariz cada vez más grande, de tanto mentir, se solaza con el paisaje social que oprime. Lugar caótico, rodeado de miserias materiales, donde han cesado  las voces, pero el logra placer sexual, en aquellos parajes lunares.
 Cuando el lenguaje se emplea en llamar la atención sobre esta truculencia: de falsificar la realidad. Al oficiante le decretan la muerte en muchos sentidos. Lo mas usual es arrinconarlo, zaherirlo y convertirlo en un preso de conciencia.


Si llegase  a ganar la tiranía, por supuesto imponiéndose sobre la libertad. Cualquiera de las miles de voluntades, se erigirán en la voz de los disidentes. Ese día resurgirá nuevamente el lenguaje lozano, prístino, directo al mentón; como ariete que golpea. David contra Goliat. Ulises u Odiseo contra el temido Polifemo.

Diciembre de 2017 


A la víbora de la mar

Pasaba Juan Pablo Soteldo con su Fal en el hombro, para las montañas de Humocaro. Vestidos  con uniforme de fajina verde-oliva. Hecho por la señora Juana Palacios en su negrita Singer.

El de adelante corre mucho

Cuando bajaba el Comandante Mao, se enconchaba en la casa de mis sueños. Allí el doctor Juan Pablo, pasaba el día  leyendo a los clásicos del Marxismo. Siendo interrumpido por la señora Isabel y la niña “pilla”. Para avisarle que la comida estaba lista. Edita, no se sentaba en la mesa del comedor, aunque quisiera: Sus brazos paralizados desde hace años, parecían ramas de cayenas. En su eterna mecedora de madera, se columpiaba sin cesar, empujándose con el pie derecho.

Y de atrás se quedara

El comandante tenía la cabeza casi desnuda. La frente delataba una gran calva. Juan Pablo, hablaba frecuentemente con nosotros, que jugábamos en los bellos jardines, de la amplia casa. A Edgar el “Pedro Pérez”, el guerrillero intelectual le prodigaba especial amistad. Hablándole del futuro socialista. En varias ocasiones, le daba el revolver, para que se lo engrasara. Triste presagio de la vida, que le tocó  y en que se desenvolvió, llevando su esquizofrenia a cuesta.

Se quedará se quedará

Diciembre  de 2017

 
Mis juegos infantiles  consistían en jugar a la lucha libre. Siempre en el Parque Ayacucho, sobre la grama: lanzaba patas voladoras, la doble Nelson y el torniquete a los ojos. Como el dragón chino, castigando a sus oponentes, los luchadores técnicos o limpios. El niño se extasiaba en los altos arboles, en cuya copa se columpian: perezas y ardillas, mas arriba en el enramado, multitud de aves de esplendido colorido. Cantando variados acordes. La felicidad duraba poco, el timbre anunciaba el comienzo de las clases de la tarde. Aquel timbre ponía fin a la residencia en la tierra de los sueños de Lewis Carrol y su país de las maravillas. Vueltos a la realidad, soportaba estoicamente los reglazos, insultos y castigos, como permanecer parado tras la puerta lo que resta de clases. Impuesto por esa muñeca vieja, cuya calva la disimulaba con una peluca de plástico, llamada señorita Gómez.




En la noche bautismal de los tiempos
Una pareja edénica se mueve
Entre arenas cenagosas
La mujer además de haber pecado
Al morder la manzana dada por la serpiente
Lleva un hijo entre los brazos
El pájaro y las flores
Ondean al compás de un fuerte viento
El pájaro canta y picote una hoja
Se la lleva a la boca como ha venido haciendo
hasta ahora 
Me siento cómodo en esta casa-mundo
cuando sucede el primer crimen
que se llevo la vida de Abel
regándose la violencia entre los hombres
odian por amor y por carecer de el
el caballo y la oveja comparten el establo
después las aves de corral
y los olores característicos de estos lugares
y me acompañaran hasta los últimos minutos
el ave trina a las cinco menos diez
El último hombre abandona el lecho
la mujer no lo hace prefiere
seguir durmiendo en la eternidad
Hombres con cotas de acero y espadas
penetran el valle seco y calcinado
rodean el poblado y le caen de sorpresa
matan con sus filosas espadas  a los hombres
los mastines con sus filoso dientes
hunden en los cuellos sudorosos
la violencia de sus mandíbulas
en una ceremonia iniciática
quitan el himen a las vírgenes
La tropa de Alfinger se solaza con el resto de las mujeres
los ancianos y los  chamanes
destripan venados y tapires
para devorar en la triste orgía
del sometimiento
viendo en los rostros del poblador actual
los rasgos amerindios y los africanos
que se incorporan mucho después
me sorprendo del movimiento que realiza
la gran rueda del destino
reyes, caciques, reinas y atletas
fea escena del tremedal
en que convirtieron el edén
rostros y la galería que la componen y ensucian el paisaje
cigarrillos, condones y pilas de celulares
Paraíso enfermo que cobra la vida
de las bellas aves, espesos arboles
ya no hay cantos mañaneros
entre el tupido bosque
y la umbría vegetación conservamos
la madera calcinada que como azabache
fastidian al ojo cuando lo enfocamos
de frente y palidecemos en el  profundo
hoyo de nuestra olvidada tumba..


Las putas, los transeúntes y los policías, y toda la barahúnda que se aglomera alrededor  de la mercancía barata, en el camino de Baltasar. La ciudad  aprieta con sus malos olores. El sol calienta hasta achichárranos las carnes. Todo es un aquelarre donde las miradas – si bien están atentas-, no se entrecruzan, no hay coincidencias, para que detenerse un breve instante a preguntarse ¿cual será el drama del otro? El que esta absorto, atado a la camisa, pantalón, medias, o películas y discos quemados. En ese gran bazar que conforma ese amplio mundo.


El testigo narrador  no tiene cabida, solo es un peripatético  en su recorrido  por las galerías, por donde el conduce y la comedia humana, hacia el infierno obligatorio, seguro, donde pondrá punto final   su insomne existencia-Terciar hasta el cansancio, por unas pocas monedas. Descansa en paz peregrino  de las leyes del capital, púdrete en el centro de la tierra para transformarte en betún y colocarlo en cualquier tanque de gasolina, para regar de asquerosas toxinas, y conducirte al averno. A los que osen  compartir la existencia con otros seres vivos atrofiados y mutados, pero ahí van, tratando de esperar, pero los nuevos amos de este agotado planeta. No lo permiten.

 


LUNES

Hoy no hice nada importante. No libre una batalla de Carabobo. Pero si le di a la bicicleta. Me costó una bola darle pedal. Sin embargo hice la ruta habitual –la interindustrial  hasta el final de la avenida asfaltada- frente al CEDIA. Regreso por la calle Páez hasta el final del pueblo, en el puente del Estadero y me devuelvo pasando por la parte colonial. Me hidrato, almuerzo y me tiro en la hamaca para recuperar fuerzas.


El día transcurrió sin sobresaltos para no perder la costumbre, veo los seriales policiacos: CSI, la ley y el orden, cambio a History Channel. Vuelvo al 29, CNN. Pero siempre lo mantengo en el 67 AXN. 


Me baño por segunda vez en el día. Por fin me pongo la ropa de  salir. Al no tener compromisos, conservo los monos deportivos y la franela de un equipo de futbol del último mundial. Veo el reloj de pared. A las 5 pm , salgo a la calle, voy a encontrarme con los amigos del Ateneo de la Victoria.

Proceder como las señoritas a llevar un Diario, persigo impedir  que el implacable tiempo borre indefectiblemente mi experiencia vital. Cada día del tiempo que aun me resta. Debo de consignar cualquier mínimo detalle, con esto me estoy burlando de la autentica muerte, la del  olvido. Dentro de un tiempo, cuando deje de existir- un desocupado lector- tendrá en sus manos la historia inconclusa de una experiencia objetiva, valido del lenguaje  para que se perpetué.


No te desesperes igual va a completar la larga marcha.

Todo aquel que emprende un viaje, alrededor del orbe, se cansa o perece.

El amor y la vida, no equivalen a existencia y dejar de existir

No te entusiasmes con forasteros que suelen endulzar tus oídos

Lo pienso al mirar el laberinto que puedo desfallecer

Por que debemos dar cuenta de nuestros actos? Es que vivir en el limbo, no es suficiente merito para regresar al paraíso

Si de la perra vida se trata, me ufano de haber  triunfado, en cada una de las estaciones del recorrido.

Si he de fiarme de las murmuraciones, desde hace tiempo estuviera frio de un balazo.


En mis diversas estaciones, he recomenzado, solo se trata de un buen discípulo de Sísifo.

Al dejar los despojos mortales, en la soledad del desierto, dejo mi escritura al descampado.

Mi madre ejercía sobre mi una dictadura, que aun no alcanzo a romperla.

La palabra escrita es mi venganza, ante la incomodidad  que significó, no haber perecido triturado por la maquinaria, de este sistema cerrado.



MARTES


A las cinco  y 30 am, al no mas sonar la alarma del celular, me incorporo de un salto, entro al baño tambaleando. Orino como un burro. Me lavo los dientes con extrema delicadeza. Preparo el café  en mi greca de aluminio. Me dispongo a vivir un nuevo día, sin aspavientos.


Devoro los diarios de la mañana. El gobierno de Chávez, continua con su ola de estatizad ora. Leo con fruición a los articulistas de opinión. El mundo desde este balcón suspendido, sobre este valle caluroso. Luce desacompasado, a punto de estallar. Apuro dos tazas de fe, me aumenta la taquicardia. Monto en bicicleta, para recorrer la ciudad, de un extremo a otro, buscando que los latidos del corazón, se acoplen, a la vida muelle de una existencia. Café, me aumenta la taquicardia. Monto en bicicleta, para recorrer la ciudad, de un extremo a otro, buscando que los latidos del corazón, se acoplen, a la vida muelle de una existencia. 



 



MIERCOLES


Camino unas tres cuadras para comprar el periódico. El mismo ejerce una adicción en mí, que se expresa en una lectura compulsiva por más de dos horas.

como yogurt de piña, con dos galletas hony bran. Me instalo en los muebles Art-Deco  hasta el mediodía, leyendo el libro de la semana.


JUEVES


Hoy, he salido a dar unas vueltas en la bicicleta alrededor de la pequeña ciudad. Estar montado en ese pequeño caballo de hierro, me da un gran alivio. Pienso hondamente en lo que va a hacer mi rutina. Un pequeño dolor en las piernas, me obligan a hacer un esfuerzo mayor. Cambio de velocidad y ahì voy
a llegar al final del asfalto. El sol esta más picante que de costumbre. Los camiones pasan muy pegado a la cuneta. Cuando al fin pasan estos interminables dinosaurios, siento un alivio. Transitar por la inter-industrial se convierte en una verdadera odisea.
 


VIERNES


Hoy prepare el almuerzo como de costumbre. Arroz, carne roja, jugo natural. Estoy convertido en una especie de Agustín “la muerganea”, un chef andrógino de mi ciudad desértica. Preparar exquisitos platos me han revelado, todo tipo de descubrimientos en mi interior. Buceo por sabores y olores que han estado en el sótano de mi memoria. Jeronimita, mi tío Juan y la inolvidable Hilda. Concurren con su evocación a hacer mas grato la fiesta del paladar. Por un momento no se quemó el bistec, el tomate, el pimentón y la cebolla, apenas son unas partículas negras al fondo del sartén.


SABADO


Los sacrosantos sábados son mi única relación con la academia, que todavía me queda., Teorizo sobre el concepto vaporoso de Nación. Fustigo a las Oligarquías que se encumbraron en el poder  durante el siglo XIX. Hago una simbiosis entre el escritor y el hombre de ideas, que le preocupa el tipo de sociedad que poseemos. Los despotismos y los pocos momentos de libertades que hemos disfrutado los venezolanos, todo estos tópicos atraen mi atención. Además de mis peroratas sabatinas, mi columna semanal se publica en mas de 12 diarios del país; esta actividad reflexiva da cuenta de los temas del momento. Comenzaron las lluvias y empieza a filtrarse el agua en el machihembrado y empiezan los reclamos, sobre el mantenimiento que hay que darle a la casa.






DOMINGO


El día más fastidioso de la semana. Opinión reconocida de alguien que no tiene oficio. Por que el de escribidor esta por verse. Algunos domingos visito el cementerio y aprovecho para observar la tumba del poeta Sergio Medina o el prócer adeco Castor Nieves Ríos y a Heber Colina, muerto de penosa enfermedad en la flor de la vida. Leo con fruición los encartados de EL Nacional. Ayudo a preparar el almuerzo. Mi actividad se reduce  a lavar corotos con jabón corta grasa. Paso el resto del día, encaramado en mi fea y destrozada hamaca. Viendo los seriales de Hollywood. Completo la rutina, tiempo detenido que no transcurre, es lo insomne que horada mi cuerpo, hasta convertirlo en una colina de polvo. 


Si vives una sola vez
Para que preocuparte tanto
Por una segunda oportunidad
Despacha la vida
Como si se fuera agotar
Al instante
Ingiriendo  tu ultimo trago


Así fue la vida –de un tal- Tista Querales. Después de caer fulminado como consecuencia de una trombosis cerebral, en la esquina de la avenida 20 con 42, en el negocio de los chinos. Donde solía comer gelatina con bastante caramelo en forma  de almíbar, cuando regresaba de la Escuela, la Pablo José Álvarez, en un costado del Parque Ayacucho. Me detenía allí precisamente en ese sitio que era un bazar. “cuándo no estaba el “indio curabien, ofreciendo su ungüento de culebra. Hoy en su lugar estaban otros comediógrafos, con muñecos de ventrílocuos entre las piernas, vendiendo afilados cuchillos para cortar papas y plátanos”. En esta misma esquina me tocó presenciar el entierro de Rafelito Gómez – el cantante a dúo  del grupo “los hermanos Gómez”. “ el ataúd llevado en hombros por las meretrices del kilometro Uno , lo encabezaba la Banda musical del estado Lara. Interpretando música venezolana y las canciones que habían hecho famoso al dueto. Pablera. China Hereje, interpretadas cada media hora, durante el largo recorrido, desde algún lugar de caja de agua, muy cerca  de la nueva cárcel de la trece. Donde había purgado parte de la pena: “el negro Tista”. Mercedes L, vestida de negro cerrado, iba inconsolable. Rafelito-era su otro yo- . Había hecho buenas migas, con este noctívago. Como dueña del  burdel y gran madrina de las hembras mas codiciadas por la burguesía barquisimetana de los periodos postgomecistas. No podía darse el lujo  de sucumbir a las tentaciones –no de la carne- sino del corazón – por esa razón todos la vimos llorando en público, a “moco suelto” llevada en brazos, casi en parihuela como a la Divina Pastora , por las muchachas del puterio, que también lloraban, la gente murmuraban , cerrando ventanas y puertas  su paso . A todas las cuales se les escuchaba lamentos como este: porque tenía que ser de esta manera, porque en la zona de tolerancia, le cayó es a desgracia, pues se quedó sin trovador. Hermogenes no se despegaba del cajón mortuorio, junto con los clientes más asiduos del Kilometro Uno, y las nobles putas, completaron el trayecto hacia el cementerio de Bella Vista o la 42. Todas las semanas, como si se tratara de un viejo rico, un elegante Oldmobile, atravesaba la avenida Simón Rodríguez, volteaba en la carrera 22 y se metía al viejo camposanto de los colerientos, recorriendo el sagrado recinto de extremo a extremo, para después de varios minutos, el chofer del lujoso carro, se estacionaba, bajando para acto seguido, abrir la puerta de atrás y salir del interior doña Mercedes L , descendía con dificultad con un ramo de flores naturales entre sus manos, para ser depositadas en los floreros del imponente mausoleo, con su estatua de mármol blanco. Era rafelito con flux de lacito, y ramillete de flores en el bolsillo izquierdo del saco cruzado de ocho botones, apoyado en la guitarra tatay, como bastón, sonreía y parecía dar las gracias. Al terminar de orar, como todas las semanas, Mercedes L, vuelve a introducirse a la limoncina para emprender el viaje inverso, como Eurídice de visita al infierno para visitar a Apolo, lo hizo hasta el final de su existencia.

Maldito el que cree
Que venimos a este mundo
A gozar una eternidad
Que ingenuo
No sabe que el destino
Nos puede jugar una mala pasada
Al obligarnos a regresar
Al seno de la tierra.



La Victoria-Carora, viernes 15 de diciembre de 2017


DEDICATORIA

A Orelis Ordaz

SÍNTESIS BIOGRÁFICA DEL AUTOR:

JUANDEMARO QUERALES

Carora, Edo. Lara, Venezuela. (1951). Profesor universitario. Doctor en Literatura.. Académico. Autor de una nutrida obra, que abarca el ensayo, el cuento, la novela y la poesía.
Querales ha publicado: Estudio Bibliográfico de la Poesía Larense. Cartel de Citación, Nueva Crítica del teatro venezolano (Coautor). Festejos. En Extinción. Blas Perozo Naveda: La insularidad de una poesía. Chanita y la saga de los Colombo. Cuaderno Caribe (poesía). Del Resentimiento Social al Estado Docente: Luis Beltrán Prieto Figueroa. Canto de Cisne. Luis Beltrán Guerrero: Prosa y Poesía. Prosa y Poesía en la Carora de fines de milenio. Ruleteo (novela). Los grandes cambios del mundo exterior vistos a través del pizarrón de Uslar. Elegías a mi madre judía (poesía). Lapidado (poemas). Fuera de Lote (cuentos). Curiosos (Poesía) Memorias de La Loyola (poesía y prosa). Malagradecido (Novela).


En la actualidad se desempeña como Presidente del Ateneo de Carora “Guillermo Morón”. Coordinador General del Núcleo Interuniversitario Cecilio Zubillaga Perera.






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